Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

domingo, 20 de enero de 2013

Centinelas del aire (atalayas del siglo XXI)

    

    
   En sueños vi a unos centinelas del aire cuidando la más noble de todas las ciudadelas. Estos defensores de la ley luchaban contra unos helicópteros no tripulados totalmente blindados. Bichos grises metalizados no conseguían acabar con los soldados vestidos de negro ya que estos no podían caer desde lo alto de los jardines colgantes. No sé cómo pero los vigilantes habían conseguido vencer la ley de gravedad. La magia de la ciencia les permitía estar al borde del precipicio sin pensar en una caída mortal. Solamente apuntaban sus ametralladoras a los cañones voladores. Únicamente un disparo certero puede matar a un hombre entrenado en el combate de alturas.

         Los fusileros no temían saltar de lo alto de un edificio o caer en el fragor del asalto aéreo. La soga de un destino sagrado ata con más fuerza que mil nudos de marinero. La civilización solamente puede ser protegida con heroísmo así sea en mis sueños. En cada imagen del ser interior hay resabios de tanques y de ataques primordiales. Los azares de las batallas están calculados en las reminiscencias de nuestras poesías muertas. Más poderosa que la visión de un barco naufragando en altamar fue ese golpe de vista de hombres agarrados a las alturas de su temeridad (los varones del agua siempre se ataron a lo alto de las velas para no perderse en la liviandad desafortunada de los vientos).

        ¿Quién soy? ¿Quién es? Preguntas vanas. "Hay que quemar todas las naves antes de que ellas nos quemen a nosotros", decía el capitán de los ejércitos del aire. La infantería aérea combatía de igual a igual a esos helicópteros de cabina redonda como un globo de metal. ¿Qué magnetismo le daba a esos hombres la confianza para pelear sin miedo a caerse? Como si tuvieran una tabla energética para surfear las olas del aire, así se batían los bravos en los mares de viento y tempestad de fuego artillero. Para no perderse en el vacío de la muerte, hay que amarrarse a la vida con la pasión de la juventud y la virilidad de los valientes. "Las manos que hacen la historia ya no son manos sino puños inmortales que vivirán en el recuerdo de los poetas", repetía una y otra vez el Comandante General de Operaciones Aeroterrestres. A sangre y fuego, esos hombres se hacían hombres de verdad. ¡Gloria y honor!

        El tren pasó al lado de la refriega infernal de polvo y terror bajo el terrible sol eterno. Una voz como la del Señor comenzó a elogiar la formación de los comandos como si estos fueran ángeles al servicio de la Verdad. Creí que era un parlante del tren que anunciaba una parte del paisaje urbano como punto de interés turístico. La escuela de cadetes de la policía no puede tener jamás semejante categoría para un extranjero o alguien de otra ciudad del país. Ahí me di cuenta de que era Dios y no un guía con voz magnífica. Más teniendo en cuenta que el Ferrocarril Belgrano Sur no es el Tren de la Costa sino el Tren de la Bosta.

         Dios en mis sueños hizo elogio del guerrero para que no pierda mis ilusiones juveniles en el pacifismo tan propio de las mujeres y los afeminados. Lo extraño es que los cadetes del colegio de policías recibían instrucción militar y el entrenamiento parecía una guerra real. ¿Qué será lo que la Divinidad me quiso mostrar en sueños? Solo me vi en ese tren atravesar el descampado que está al lado del barrio marginal. Lástima que en la vida real los drogadictos le tiran a matar a los chicos que quieren ser policías (matar a la justicia desde la cantera es el crimen de estos indios malparidos).

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