Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 14 de enero de 2013

Sueños locos 0

     

    
       Sigo escribiendo mis sueños. Me levanté a mitad de la madrugada y bajé por el ascensor hasta la puerta del edificio. Vi a unos vagos borrachos y drogados y no quise salir. No por miedo sino porque me di cuenta en ese instante de que fui llevado por un impulso ciego hasta ahí. Sonambulismo. Decidí volver sobre mis pasos justo cuando tenía la llave puesta en la cerradura de la puerta principal del edificio. Quise ir a dormir de vuelta pero el ascensor ya no anduvo. Tuve que subir por escaleras. No encontraba mi piso, no encontraba mi casa.

          De repente me vi frente a una bella psicóloga de largo cabello castaño y ondulado. Ojos marrones y ambo de pollera y saco verde hacían a esa musa inspiradora de la misma natura. Una vez sentado en el diván la escuché muy atentamente y la miré como si fuera la última vez en mi vida que iba a ver a una mujer. Ella no lo podía creer. Me dijo que le podía contar todo acerca de mi periplo por las escaleras, el ascensor y los salones de mi edificio. Lo único que no podía hacer era soltar mi pasión. Nada más.

          Como si fuera poca cosa eché a un idiota que estaba debajo de la mesa. No sé qué estaba haciendo ahí. No me quiero ni imaginar. No sea cosa que me sienta cornudo sin serlo. Luego de que se fuera el blanquito de pelo marrón quedamos solos ella y yo. Nos miramos pero un despertador inoportuno frenó mi arrebato de calor viril. Otro sueño más se iba para dejarle su lugar a la pesadilla que es la vida nuestra de cada día.

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