Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 23 de julio de 2013

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 En el Colegio J. J. Urquiza de Flores, trabaja un excelente psicólogo y profesor de Historia llamado Carlos Fernández. Pensarán que me agrada porque es cercano a mi pensamiento tradicional. Todo lo contrario, es un hombre de los que se dicen "normales" o "progresistas". No será como yo en el pensar, pero es un muy buen tipo, una persona de diez. Seguramente, en algún momento de la vida, leerá esto e intentará acordarse de mí sin éxito (no me creo tan importante para que todo el mundo me guarde en su memoria). Lo saludo muy atentamente y con mucho cariño. Estoy muy agradecido a él porque, en las pocas oportunidades que estuvimos juntos, me ha dicho cosas muy profundas, como para pensar de acá a la tumba. Empiezo con lo que me atrapa antes de deshacerme en elogios para con tan buen ser humano. Un día, el profe Carlos me dijo que "había un poeta toscano llamado Dante que escribió su mejor obra al no tener a su musa consigo". Quiso decirme simplemente que las más de las veces el artista no tiene a su lado a la persona que le mueve el corazón. Sin embargo, esa soledad, ese vacío, facilita la creación de una obra inmortal.

 Hoy en día no tengo una amada de verdad. Literariamente, juego con la rusita que me inventé, pero no es verdad, no la amo más. Pasó mucho tiempo de la invención o idealización. Lo que me pasa hoy es que me pregunto qué será de mí el día que mi vida se acomode por afuera de la universidad. Me va bien en los estudios y me siento contenido en el ámbito académico, pero no tengo un trabajo estable. Eso es obvio. De ahí que escriba tanto y comente todas las noticias habidas y por haber. No digo que cerraría el blog, eso jamás. A pesar de todo, estas cositas que escribo son bastante inocentes. Aquel que se ríe de sí mismo como yo lo hago a diario tiene, por una cuestión de honestidad intelectual, una suerte de derecho a ejercer el humor políticamente incorrecto. Por ende, digo yo que no tengo nada que esconder. En caso de que en el futuro escriba más espaciado o, directamente no escriba, no voy a dar de baja la página. Quedará como recuerdo de juventud y como parte de mi pasado. Pero otra vez me fui de tema...

 Me pregunto una y otra vez, movido por la retórica del psicólogo de la escuela a la que fui, si es necesaria la soledad y la pobreza para escribir. Creo que teniendo un buen empleo seguiría escribiendo igual. Quizás no en tiempo presente, pero sí evocaría recuerdos de la infancia y de la adolescencia que tengo tan a mano con solo 24 años. Ahora, si estuviera con alguien que de verdad valga la pena, ya casi no tendría tiempo para escribir, suponiendo que tuviera el trabajo que tanto anhelo (con un sueldo básico me alcanza y sobra, no soy como el gordo pelotudo de la tele que pide veinte lucas al mes. Yo soy feliz con lo mínimo. El problema está en conseguir algo estable, que no te rajen, como es costumbre con la precarización hoy imperante). Igual voy a obviar la cuestión del tiempo. Uno siempre se hace un hueco para los objetos que le son caros al corazón. No pasa por ahí. Además, siempre voy a tener la memoria de lo pasado como para retratar anécdotas de las más amenas. Todavía no llego al punto.

 Querría saber, me lo pregunto a mí mismo y no llego a contestarme todavía, cómo sería mi vida interior en un contexto de plenitud laboral y afectiva. Es más, obviemos a las mujeres, porque las novias son las putas más caras. Podría prescindir de estar con alguien visto y considerando la vileza, el calculo y el interés de las féminas actuales. Las mismas que me desprecian hoy estarían detrás de mi persona al ver mi hipotética prosperidad, pero bien, supongamos que sí, que tengo una chica bonita y buenita y un buen empleo. ¿Podría escribir borracho de felicidad? Hoy por hoy, me considero feliz porque disfruto lo sencillo de la vida cotidiana (ayer experimenté la serena alegría de caminar por el parque a la mañana disfrutando de la total soledad que da un día de temperaturas bajo cero). Sin embargo, está en la naturaleza del ser humano el sentirse incompleto. Es una forma de perseguir la existencia y motivarse a vivir un poco más. Parece que el "ya tengo todo" te deja casi al borde de la muerte. Yo no lo experimenté todavía y por eso me lo planteo como si fuera inalcanzable.

 ¿Cómo me sentiría si supiera que estoy en uno de esos trabajos que, aunque modesta la paga, me da la certeza de la estabilidad a perpetuidad? ¿Cómo estaría por dentro al saber que hay alguien conmigo que me ama y cuida de mi corazón? Sería muy raro. Me pregunto si en ese embeleso podría escribir con ingenio y agudeza. Modestia aparte, noto que, más allá de los gustos, consigo hacer una literatura irónica, polémica, rebelde, audaz y, lo más loco, con un fondo moral evidentemente católico. Lo mío es muy original. Mi escritura es una versión urbana, callejera, violenta y revolucionaria de ideas monárquicas, católicas y tradicionalistas. Es algo que todavía no he visto. Como si fuera la Revista Cabildo escrita por alguien que sale eufórico de un estadio de fútbol luego de un partido y que a la noche se va a un recital de rock pesado. No digo que lo que escribo esté bien o mal. No existe la buena o mala literatura sino los gustos de cada lector. Pero creo, a pesar de mis muchos detractores y adversarios de todas las calañas, creo y afirmo que no se podrá discutir lo personal de mi estilo.

   No sé si podría escribir igual sintiendo plenitud en mi vida, digo, teniendo un trabajo de esos que duran toda la vida (parece que ya no quedan) y teniendo junto a mí a una de esas chicas buenas y simpáticas que están para siempre (de estas tampoco quedan, leen el suplemento Entremujeres de Klarín, sí, con K, y la Revista Cosmopolitan a más de mirar Sexo en la ciudad). Estar bajo los efectos de la droga alucinógena del amor podría trastocar toda mi beligerancia. Escribiría, pero sería distinto. La cantidad y la calidad de mi inventiva sería diferente. Hay en mí un fondo pesimista que roza las concepciones de Schopenhauer. Sé que es molesto leer a un pelotudo autorreferencial, pero hoy me toca a mí. Siempre le saco el cuero a todo el mundo y jamás digo cosa alguna de mi persona detestable, fea, vil e idiota. Para ganarle de mano a los boludos, porque yo soy muy boludo pero no tanto como los que me critican, sepan que sé que dirán: "Lo mejor que dijiste hasta ahora es que sos un boludo". Bueno, vos sos tan boludo que yo ya te gané y te dejé sin la posibilidad de insultarme.

    Sigo con Carlos Fernández y el gabinete psicopedagógico del Colegio J. J. Urquiza. ¿Es necesario que la musa esté ausente para poder escribir? Es un tema picante. Creo que ni Fantino, Baby Etchecopar, Chiche Gelblung, Beto Casella o Ricardo Iorio se habrán preguntado esto (nombro a estos hombres de la vida porque, yendo yo a la universidad, no he conocido varones tan sabios como ellos). Una carrera te da una formación estrictamente académica y libresca, en la facultad uno recibe un título; pero la vida y la calle te dan sabiduría y estos tipos saben mucho de las cosas cotidianas que, en definitiva, son las más importantes. Mi intención siempre fue evitar toda suerte de pedantería y en eso consiste un poco mi estilo: un estudiante de Letras que no habla mierditas abstractas de comunistas llorones sino que escribe sobre el asfalto, las minas, el barrio, los amigos, el arrabal, el bondi, la ciudad, etc. Vuelvo a la pregunta: ¿es necesaria la ausencia de la musa para poder escribir y tener inspiración y material para la obra? No digo que yo sea Dante. Tampoco quiero serlo. Las comparaciones son odiosas y yo soy un tipo mediocre. No es el punto. El tema es que el psicólogo, que a su vez es profesor de Historia, me planteó la muerte de Beatriz como el suceso que inspiró el poema inmortal de Alighieri. Recuerdo también, y de esta sí me hago cargo y me la banco, que este buen hombre me dijo, cuando yo tenía diecisiete o dieciocho, que lo mejor de mí iba a estar cerca de los sesenta, en mi madurez. Ahí nomás me dio el ejemplo de Goethe al ver que tenía su Fausto en mis manos.

   Ruego a Dios que haya Alan para rato. Hierba mala nunca muere. Hay gente a la que le gusta lo que hago. Me gustaría seguir adelante por todas esas nobles y buenas personas, pero más me gustaría continuar por todos aquellos que me insultan, que me aborrecen, que me amenazan y que se escandalizan de modo farisaico por mis escritos en una sociedad dominada por la usura, la hipocresía y el desamor. Quizás mañana ya no sea el mismo. Los ríos se mueven y más si van aguas abajo. El Alan con empleo estable y chica buena tal vez sea un putito burgués lobotomizado por la falopa del amor. Sí, tal vez sea más feliz que nunca, pero viva en las nubes de otros ojos más claros que los míos. Uno ya está (estaría) en otra y cuando digo otra me refiero a una personita hipotética del afecto, la ternura, la pasión y el compromiso. Respecto del trabajo, la inflación, la inseguridad y la indigencia en la sociedad estarían siempre para recordarme cuál es la realidad. Pero es cierto que el bienestar anestesia la conciencia del ciudadano promedio. Me da miedo morirme en la comodidad de la buena vida y en el efecto sedante de los labios de una mujer amorosa. No sé qué será de mí. Tengo mucho miedo. Tal vez podría pasarme lo contrario y sería hundirme todavía más en la miseria, la soledad, el desempleo y la tristeza. Ruego al Señor no caer más bajo todavía. No es por derrotista, pero a veces me conformo con muy poco. No quisiera caer más. Ya bastante me he caído al nacer en un hogar pobre hijo de padres pobres (por momentos, he conocido el hambre y la indigencia). Sea lo que sea, les pido a todos de corazón que recen mucho por mí. Lo único que necesito son sus oraciones a Jesús por mi alma, mi vida y mis estudios. Lo demás, el trabajo y el pan, si Dios quiere y San Cayetano intercede, digo yo que vendrá por añadidura. Recen por mí, por favor.

7 comentarios:

  1. Una carrera te da una formación estrictamente académica y libresca, en la facultad uno recibe un título; pero la vida y la calle te dan sabiduría y estos tipos saben mucho de las cosas cotidianas que, en definitiva, son las más importantes.

    Yo creo que una carrera (o una formación autodidacta rigurosa) te da los instrumentos, las herramientas, pero no la sustancia. La vida y la calle te dan la sustancia, pero solo puedes aprovecharla si tienes algo, por poco que sea, genial dentro de tí (algo que no da ni la universidad, ni los libros, ni la vida o la calle), porque a la mayoría de la gente no le da nada. Un saludo.

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    1. Es una realidad. Uno necesita todos esos elementos pero no por su mágica combinación se forma una persona genial. Es buena la aclaración. Lo que Natura no da, Salamanca no presta. Es una realidad. No es por arte de magia que se hacen los hombres completos. No por sumar calle, vida, libros y universidad se consigue un tipo genial. No. Hay algo más y ya depende de los valores de cada uno. Muchas gracias por la aclaración. Un abrazo.

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  2. Alan, me encanta lo que escribes, este articulo en particular me recuerda a ciertas charlas con mis hermanos...la incertidumbre por el futuro, y la propia resilencia

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    1. Te voy a confesar algo: he tenido momentos de desesperación, situaciones límites de miseria y soledad, y épocas donde tuve mucha plata. Y tengo solo 24 años. Eso es un poco lo lindo de la vida. Uno no sabe las vueltas que ella nos da. Un consejo: no rendirse jamás y luchar todos los días por ser feliz. Un gran abrazo y gracias por leer y comentar.

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  3. Alan, hace unos dias conoci tu blog...y la verdad que las dos entradas que habia leido me hicieron volver a entrar. Hoy me descolocaste, citando como "sabios" a Fantino, echecopar y cia. Please no te confundas, esos tipos tienen un "personaje armado" de ser "tipos con calle"... pero estan lejisimos de eso, y morfan de los boludos que "compran" ese personaje..... Te hacia lo suficientemente inteligente como para darte cuenta de eso.

    Respecto a lo que te preguntas, te cuento lo que me paso a mi.....Cada vez que estaba cerca de "la plenitud" (por llamarlo de alguna manera), me las ingeniaba para encontrar una excusa que me permitiese patear el tablero, barajar y dar de nuevo.....y lo hice varis veces.... Sabes cuando cambio eso?? Cuando tuve a mi hijo....., ser padre te hace iniciar un "posgrado" sobre uno mismo....en donde ves reflejada de una manera CRUDA, tus virtudes y tus miserias!!!....

    El hecho de "llevar una personita en el asiento de atras" hace que pases de "correr picadas en la lugones", a "respetar los semaforos y la velocidad maxima en una calle de barrio un domingo a la hora de la siesta" y sabes que....ir mas despacio te hace ver un monton de cosas que antes te perdias..... pero como contrapartida tardas muchisimo mas en llegar....

    Lo importante es siempre intentar descubrir porque uno hace lo que hace. En mi caso te lo digo con otra metafora..... que cuando uno se lastima varias veces en el mismo lugar se forma un "callo" para que no duela, pero ese callo hace tambien que uno pierda sensibilidad, y por ende que necesite de 'experiencias' cada vez mas extremas... Tal vez sea tu caso, tal vez no....o tal vez ni te lo hayas planteado...... Si podes hacelo....tal vez puedas virar un poco el rumbo....y llegar a donde tengas que llegar por una ruta asfaltada en lugar de por una de ripio.......



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    1. Lo de los personajes mediáticos puede ser. Son personajes, justamente. Pero los creo bastante verosímiles. No creo que cualquiera que se proponga pasar por uno de nosotros sin serlo lo consiga así sin más. Pero esos son gustos. Igual hay muchas cosas exageradas. Iorio, podar un ejemplo, estira demasiado esta versión gauchesca que hizo de sí mismo. EN diez años cambió la forma de hablar y esa no se la cree nadie. Un tipo de ciudad no puede hacerse gaucho de la noche a la mañana. Pero bueno, más allá de la verosimilitud o no del relato, creo que es ameno escuchar algo sencillo de la vida y no a un pedante que se cree intelectual por hablar del aburrido de Adorno.
      Me enterneció lo del bebé. Esas cosas me pueden. Muy lindo relato. Tenés estilo para decir las cosas. Me sirve que me hablen así. Te agradezco que te hayas tomado un tiempito para escribirme. Yo tengo 24 y tengo mucho que aprender. Estos temas están buenos, son interesantes. Me gustó cómo cambiaste gracias a la "personita". Muy simpático el relato. Gracias a Dios que llegaste a ser papá y no te diste un palo en la Lugones. Bueno, te mando un abrazo y gracias por participar. Alan.

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