Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La canción de la guerra VI (Tatuado en el alma) y Sueños locos XVI (Viajes blancos)

         











          Invoco una vez más el recuerdo de la musa para empezar este cantar. ¿Cómo empezar? Me quedo con lo ocurrido el lunes en mi casa: me bajó la presión pensando en ella, en las peregrinaciones amorosas y en la canción punk rock del barrio (suena la música de un amigo). ¿Cómo fue la caída? Me hallaba frente al espejo dándome máquina en un duro entrenamiento que se volvía cada vez más exigente cuanto más me concentraba en aquella que me motiva a estar mejor cada día. Vislumbré su sonrisa, vi el sol en ese rostro perfecto y la vida me pasó una breve película de un minuto en mi cabeza excitada. Fue increíble. Sentí que ella puede llegar a ser mi mujer. Me volví loco. Tirado en el pasillo de mi departamento, hacía abdominales mientras me volvían reflejos de mi cuerpo y voces de otras ensoñaciones. Una voladura de drogas imaginarias. No hace falta ingerir ninguna sustancia alguna para conocer el otro yo. Cuando me puse en pie para respirar mejor, sentí que se movió todo mi cerebro dentro del cráneo y observé cómo mi carita se fue desfigurando en gestos desesperados mientras lentamente mis piernas cedían a la hipotensión. Fue un descenso lento y agónico. Quise sostenerme de algo pero no había nada entre el cristal que exhibía mi desgracia y yo. Cuatro metros de aire y espacios vacíos. El cuello me bailaba como si se tratase de un episodio de epilepsia. Fue algo muy extraño. No podía ver nada en un momento. Sabía que no iba a morir pero morí un instante para vivir un poco más. Fue como un sueño, un fallecimiento breve para descansar todo el ser. Creo que no alcanzan las palabras para describir la perdición de los besos no dados y siempre esperados. La locura, fantasma de los fantasmas, me redujo con una toma imaginaria. Mordí el polvo. No podía hacer nada contra aquella fuerza que me atacó violentamente con un golpe duro en la médula. O peor aún: el espíritu ese, esa manifestación sobrenatural disfrazada de fisiología, acabó por apuñalarme en el aura para que nadie supiera la razón de mi postración...

       Ahora disfruto el silencio y el cielo gris de un miércoles de cenizas. Confieso que me dolió enterarme de ciertas cosas pero es mejor ni recordarlas. En el fondo, "yo no busco la felicidad sino hacer mi obra". Otto Skorzeny, valiente militar austriaco de la Segunda Guerra Mundial, nos dice que esta es una frase de Nietzsche repetida incesantemente por Hitler y Mussolini. Otra frase que repetían ambos líderes, tomada también del filósofo germano, es "vive peligrosamente". Ese es, justamente, el título de la biografía del Coronel de las SS. Volviendo a los conceptos de felicidad y de obra, sí, es verdad: yo no busco mi felicidad sino hacer mi propia obra. Quizás porque sea feliz haciendo lo que el corazón me manda. Yo siento que debo escribir contra viento y marea y para ese fin requiero de una musa inspiradora sin importar que sea una chica mala. ¿Qué sería de mí con un amor burgués, con una señorita buena y cristiana? No deseo ser un "buen ciudadano", no. Detesto a los hombres de corbata. Me dan ganas de llevarlos a pasear como si fueran perritos con sus respectivas correas. Lo que anhelo en esta vida es la sensualidad, la poesía, los sentimientos, el dolor, la pasión, la angustia, las horas desesperadas, las lágrimas, las ausencias, los reencuentros y, sobre todo, la magia. Lo normal aburre. Una máxima del Fascismo es "vive peligrosamente evitando la debilidad de pensar demasiado." Don Benito, el último César por gracia de Dios, siempre estará en el recuerdo de todos los hombres viriles porque se sabe que no fue un intelectual vago y cobarde sino que creó una doctrina y la llevó él mismo al escenario del Poder. Fue autor e interprete de su libreto. No voy a discutir si estuvo bien o mal. Solo el Señor lo puede juzgar. Pero valoro el valor y perdón si es redundante esto que digo.

         Digresiones metapolíticas aparte, quiero volver a ella, a su encanto. Dice el libro Así habló Zaratustra de Nietzsche, "si vas con mujer, llevá látigo". Y bueno, hay señoritas que son poseedoras de todos los azotes del cuerpo y del alma. Ella sabe combatir y no digo que no desee poseerla con pasión y locura pero ella a su vez podría poseerme a mí y ambos nos poseeríamos mutuamente. Una guerra de amor. Otra frase del filósofo ya citado es "dos cosas busca el varón auténtico en una mujer: peligro y juego". ¿Hace falta decir que "juego" rima con "fuego"? Quema y quema pero es terapéutico como el baño turco. Solo aquellos que alguna vez fuimos a un sauna podemos decir de qué se trata el calor medicinal. Uno transpira y saca lo peor de su organismo. Luego acaba totalmente relajado y feliz de sacarse tantas impurezas de encima. Bueno, ella tiene propiedades curativas. Es la fogata que abriga una fría noche de invierno; es la llama que alumbra en medio de una oscuridad primitiva y hostil. Parece mortal pero no mata sino que vivifica como los cuatro elementos. Es como decir que el agua ahoga. Sí, te ahoga pero sin agua no se puede vivir. Lo mismo que esos que maldicen la tierra porque se mueve debajo de sus pies. ¿Y dónde estaríamos sino fuera sobre la superficie terrestre? Para decirlo con mejores palabras, el exceso de ella puede devenir en mi muerte pero no deja de ser esencial, natural, admirable, imprescindible, pura y poderosa. Ahora te hablo a vos, ¿podés sentir la intensidad de mis palabras? ¿Qué se siente? Hay que seguir soñando, amor mío, antes de que la tarde nos despierte a los dos envueltos de sudor...

         ¿Y su violencia? Ella es filosa, cortante, pero es como un bisturí: sus cortes son perfectos, precisos, quirúrgicos. No es una espada que corta trozos de carne a mansalva. Es fina. Es cierto que podría quitarme el corazón para matarme de una forma peculiar pero debo reconocer que tiene estilo. Es una terrible eutanasia si se lo propone. Hay que decir que la medicina puede curar pero también mata y esto viene a colación de esa barbaridad que es el aborto, el peor de los crímenes. Pero es mejor ni tener presentes ciertos hechos de angustia. La idea a rescatar es que no existe el en sí, el fin en sí mismo, sino los medios para una determinada acción, obra o finalidad. Sin ir más lejos, la mujer puede ser madre y esposa o puede ser la ruina de un país o la demencia de un hombrecito cualquiera. Perdón le pido a los lectores si escribo tan embriagado de pasión pero estoy más que nunca en lo mejor de mí mismo. Siento que estoy llegando a ser el que soy. Es cumplir la máxima de Píndaro: "Llegá a ser lo que eres". Me alejo más y más de la Tierra y veo otros planetas y me río de todo. Solamente ella me hace volar de esta manera. Y me gusta porque no es perfecta ni mucho menos. Es como es y eso es raro de encontrar en estos tiempos de hipocresía total y fingimientos sociales a más no poder. Es mentira que esta época sea de liberación. Es el tiempo de la esclavitud de las apariencias. Muchas muestran una cosa y son otras.

            Podría ser que me haya usado para levantar su autoestima. Bueno, si a ella le levanta la moral todo lo que yo le digo, es porque bien valgo como poeta y caballero y porque soy un argentino de pura cepa y buen mozo. Modestia aparte, sé quién soy, sé lo que quiero y no voy a agachar mi brillante cabeza en pos de la falsa humildad de esos mediocres e inseguros que reculan en todos los campos de batalla de la existencia. Le doy gracias a la musa por haberme elegido como cantor. A continuación quiero compartir un pensamiento breve en su honor que puse en otro lugar: "el amor tiene que ver también con el perdón, la redención y el tiempo. No me interesa una persona inmaculada, moralmente perfecta, virgen, pura e incorrupta. Ella podrá ser hija de este siglo, de esta época, de estos años de decadencia pero me hace feliz contrariamente a lo que me aconseja la gente de mi entorno más intimo. A las personas se las acepta tal cual son sin importar el pasado que lleven a cuestas. No me interesa casarme con una monja ni con una catequista cara de vinagre. Además, como digo siempre, todos pueden cambiar y ser felices y vivir como Dios manda. ¿O no? Yo no creo que nadie esté determinado por sus acciones pretéritas. En todo caso, si fuera por eso, yo tendría que pegarme un tiro en las pelotas porque anduve en más quilombos que Isidoro Cañones. A pesar de todo, a pesar de tantos polvos y de tantos lodos, a pesar de tanto fango, no he perdido la inocencia del corazón y la paz del alma. Hay muchos que son consumidos por la soberbia y el desprecio al prójimo y eso no es ser un tipo correcto o una tipa bien sino que es fariseísmo y esa es la peor hipocresía que hay. En todo caso, el Señor dispondrá y me dará a ella como un valiente caballero que la rescate de la soledad, el vacío y el sinsentido. ¡Dichosa la Reina si estuviera conmigo! La haría la más feliz de las mujeres aunque tuviera que morirme por verla sonreír."

              ¿No es muy profundo lo anterior? Bueno, nos vamos acercando al final de este escrito. Quería decirles que soñé con ella hace unas noches: la buscaba desesperado por el barrio pero me dijeron que se había ido a Italia, después a Lituania y, finalmente, a alguna pequeña ciudad de los Estados Unidos. Sinceramente, no entiendo el por qué de este sueño pero es lo que hay y yo tengo mucha memoria de lo que sucede en mi cabecita en las horas de descanso. Quizás alguno podría acercarme una interpretación. Lo cierto es que yo sigo acá gracias a la presencia de su recuerdo. No ando bien para componer en este último tiempo pero mi musa me ha salvado de una sequía creativa muy grave. Lo único nuevo que di al mundo en los últimos tiempos es http://surferpunks.blogspot.com.ar/2013/11/suenos-locos-xv-mejorias-contra-el.html y este ciclo épico-romántico intitulado La canción de la guerra que hoy llega a su sexta parte. La gran mayoría de mis última publicaciones han recibido numerosos elogios por parte de gente de pro pero no dejan de ser textos que yo trabajé una y otra vez para que se vieran de la mejor manera. Son proyectos interesantes pero este cantar es lo mejor que tengo para dar y es lo que me da bienestar y plenitud, es amor y eso no se consigue en la universidad o en la técnica de aquellos viles mercaderes orientales que conciben la literatura como un comercio.

             Para ir finalizando, y para cortar un poco con tanta dulzura, como si fuera la bebida Paso de los Toros,  quisiera compartir la respuesta que le di a ella por algo que dijo. Parece que le molestó un estado que puse en una red social. Yo dije "dicen que es una putita pero yo les digo que es mi putita". La frase mía está inspirada en una declaración del Presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt en referencia al dictador nicaragüense Anastasio Somoza García: "Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Me pareció creativo decir lo que dije y paso a justificarme: las señoritas lindas, peligrosas, sensuales, las diosas, no son bien vistas por la sociedad hipócrita que las desea y envidia con el alma y bueno, preferí jugar fuerte. Para mí no es ninguna putita, que quede claro. Lo cierto es que ella se enteró de lo que dije y exclamó: "Ya lo voy a agarrar!" Ahí les va mi contestación a su dulce, deseada y esperada amenaza (los golpes de una Reina no son más que caricias): "Ahora estoy en mí mismo, en mi estado ideal, ya recuperado de la enfermedad inspirada por la musa. Pero bueno, quiero dejar de lado la poética elevada que me caracteriza en momentos románticos de mi vida para pasar a la burda prosa callejera de todos los días (espero que me permitan la licencia en pos de favorecer una expresión más acorde con la situación): ¿Así que ella dijo "ya lo voy a agarrar"? Yo quiero que me agarre y me cague bien a palos. ¿Qué más quisiera yo? Pero luego se va a tener que bancar que le dé chachá en la colita. No es que solo me gusta ser dominado: me gusta que los roles cambien. Se puede decir, parafraseando el cantito de hinchada, "los azotes que vos me diste van a volver". Y le voy a dar para que tenga. Yo le daría hasta que Caruso Lombardi deje de vender humo y gane el Mundial de Clubes con Argentinos Juniors. En fin. Volviendo al temita en cuestión, creo yo que ella será lo que sea pero no deja de ser mía de alguna forma u otra. Y sí, quiero que me haga la guerra de manera intensa y pasional. Ella sabe combatir. Luego, para hacer la paz entre los reinos, nada como hacer el amor"...
           

           ¡Ay diosa mía!

sábado, 16 de noviembre de 2013

Emiliano (la Shell de Avenida del Libertador y la Ferrari)

        










         Toda semejanza con la realidad no es más que una mera coincidencia y hago esta aclaración para poder contar esta historia sin que me confundan con el personaje...
         Un tiempo atrás me hablaron de un joven llamado Emiliano. Él se dedicaba a alimentar caballos y a limpiar letrinas para poder sobrevivir. Nuestro héroe a duras penas podía existir en un mundo dominado por los caprichos del Estado de Israel. Emiliano debía tomar todas las mañanas el orin de un toro rojo para no quedarse dormido ni en el trabajo ni el estudio. Él ya estaba cansado de la injusticia social y de la falta de propinas. Por eso robó un negro corcel italiano montado durante años por un jinete alemán. Todo lo hizo al saber que el objeto del deseo suyo estaba siendo manoseado por otro...

        Una aventura a alta velocidad huyendo de las viejas mulas policíacas. Sublime. Emiliano iba escuchando a Judas Priest mientras escapaba luego de robar un banco usurero. Este era el castigo divino al capital por robarle a la gente encerrándola en el corralito de la miseria...
        Velocidad pura rumbo al sur atravesando Avenida del Libertador. Emiliano llevaba en esa carrera infernal una bandera de dos caras colgada de las riendas del caballo; de un lado se presentaba la bandera argentina y del otro se mostraba la sangre de los martires y un sol ya oscurecido en pleno Kali Yuga...
        Entre el robo, la fuga y el paseo, la madrugada ya había llegado con su frío abrazo matriarcal. Emi no tuvo mejor idea que secuestrar a su compañera predilecta de escuela. Ella era blanca nieve con rayos de sol enlazados sobre su bella testa. Una combinación mortal de cerebro genial y cuerpo digno de sensual espectáculo. Ella poseía ojos tan verdes y tan marrones como los del "Loquito" - "color del tiempo" - pero con anteojos. ¡Ay esas caritas de desquiciados, blancos, enfermos de mierda!

- ¡Vamos piba! ¡Vámonos a la mierda! -
- La respuesta es categóricamente no. -
- Sé que estás comprometida pero no hay nadie mejor que yo y por eso digo que yo soy tu hombre. Te hablo muy en serio aunque te pese.-
- ¡Basta! Seamos compañeros de escuela y nada más.-
-¡Vamos rubia! ¡Dejá ya tu puta psicología y hagamos el amor y no la guerra!-
-¿No entendés lo que es "basta"?-
-No.-
-¡Más vale que lo entiendas porque no me gustan los misóginos como vos!-
-Yo le dedico muchas cosas a las mujeres bellas como vos. Si supieras las cosas que hago pensando en vos, seguro que cambiarías tu forma de dirigirte hacia mí.-
-¡Déjame ir en paz y te prometo silencio!-
- Esta es mi espada y mi lucha; haz con ella lo que quieras. Si deseas darme muerte, podés atravesar mi abdomen que recibiré con placer todo el dolor que me des; si querés irte conmigo y dejar todo atrás para no volver jamás, has de arrojar al suelo el acero.- Todo esto le dijo el pibe con una espada en la mano...

   
        Sé que ella hizo lo correcto según la persona que me contó la historia. Lo que omitió decirme mi informante es nada menos que el final. ¿Qué habrá sido lo correcto para esa chica?

domingo, 10 de noviembre de 2013

La canción de la guerra V (Nuevo elogio de la locura)

   











           Maltrecho y humillado por mi reina: me encuentro enfermo de tantas emociones fuertes que ella me ha hecho vivir. Su hermosura me ha derrotado de manera increíble. No hay nada que pueda hacer. Los últimos días fueron de mucha agitación, de mucha locura, de mucho andar. Es complicado registrar los primeros pensamientos que uno tiene al despertarse pero yo ruedo envuelto entre las sábanas murmurando para mis adentros que estoy a sus pies, que me ha hecho su esclavo y que debo obedecerle hasta el día de mi muerte. Ella es una persona que no me da respiro, que me mira a los ojos constantemente y que se hace cómplice de mis deseos más extraños solamente para sorprenderme. Es mágica. Yo estoy consternado: siento que es una criatura de mi imaginación que por alguna extraña alquimia devino en un ser de carne y hueso. Sinceramente, la creo como una Eva escapada de mi cuerpo.

         El sábado hablé siete horas con ella: empezamos a platicar antes de la medianoche y luego nos sorprendió la mañana clara y luminosa del domingo. Fue increíble. No sé qué decir ni qué escribir pero debo hacer un gran esfuerzo en su honor porque se lo merece. Sí, es mi musa inspiradora pero no alcanzan todas las lenguas del mundo para narrar su hermosura, su encanto y su perfume. Empezaré diciendo que se hallaba vestida de negro y que su silueta resaltaba como una tentación capaz de corromper hasta al más santo de los varones. ¿Alguna vez me vieron mis lectores tan entusiasmado con una chica? Enorme mérito el de ella al apartarme de los sentimientos misóginos y mis habituales declamaciones contra las mujeres a través de este medio. Es realmente especial. Yo no soy de aquellos que se prenden de cualquiera. Todo lo contrario: soy bastante vanidoso y suelo rechazar y rechazar y hacerme el tonto para continuar solo y creerme con superioridad moral por el mero hecho de vivir alejado de la carne.

            Es complicado escribir para mí el día de hoy: estoy con "placas" en la garganta y no puedo ni tragar saliva. Sin embargo, con la fuerza de mi musa, si así me lo permite Dios, compondré la quinta parte de El cantar de la guerra, que es, sin lugar a dudas, el canto mejor. ¡Vamos a la fiebre del sábado por la noche y no a estos dolores de una tarde triste y solitaria de domingo! Empiezo con un momento destacado para poder mantenerme en medio de la agitación de mis músculos calenturientos: todo ocurrió en la casa de un amigo en común que en ese instante se hallaba junto a su novia en el comedor. Ella, mi admirada señorita, se hallaba frente a mí y no dejaba de mirarme. Repentinamente cometí una de las grandes osadías de mi vida: le pedí prestada su mano para contemplarla y la besé con mucho amor. La otra señorita allí presente me dijo: "Le besaste la mano!" No es que haya querido reprenderme por mi acción temeraria sino que se asombró por mi arrojo nunca antes visto (acá voy a ser poco romántico, si me lo permite mi diosa, y voy a decir algo muy fuerte y vulgar: ¡hay que tener cojones para encarar así a una chica tan linda! No solamente que es linda sino que impone mucho miedo y respeto porque es muy fuerte y combativa a pesar de ser muy femenina y coqueta). Bueno, en ese instante de confusión, ella comenzó a abanicarse con las dos manos y no entendía lo que yo le hice. Sentía mucho calor la pobrecita. Ante las palabras de la testigo de los hechos, la que me dijo con sorpresa lo que yo acababa de hacer, yo fingí estar borracho y dije, con algo de ironía para hacerme cargo en partes de mi crimen, "¿En serio? ¿Yo la besé?" No sé cómo pero pude salir airoso de ese trance como quien conoce las reglas del arte de la guerra...

             Quisiera describir un poco su mano: es delgada, blanca, suave, perfecta. Nunca tuve una manito así ante mí. Cuando la besé sentí, y siento todavía hasta hoy, que fue una de las mejores cosas que me pasó en la vida. Me encanta esa parte del cuerpito de mi dama. ¡Me asombra saber que sus bellas y delicadas manos han golpeado a tantos hombres sin piedad! Me ha contado que un día tres individuos quisieron robarle o algo peor y que ha dejado a dos de los tipos tirados en el suelo con la cara sangrando mientras un tercero huía despavorido ante la mujer guerrera de mis sueños. Llevaba puesta una manopla con pinches en las puntas. Ya lo dije muchas veces y no me cansaré de decirlo: las mujeres deben aprender a defenderse en lugar de hablar de tantas pavadas como es costumbre en la televisión y la internet. Ya dijo Nietzsche que un varón auténtico busca dos cosas en una mujer: peligro y juego. Y ella es peligrosa y le gusta jugar con gestos y miradas que subyugan mi voluntad. Me ha confesado que ama tener el mundo a sus pies. ¡Sinceridad brutal la suya! No es para nada aburrida: tiene una conversación exquisita, encantadora, dulce, apasionante. Creo que podría estar eternamente charlando con su alma. ¡Ay cuánta devoción me genera! Podría promoverla a los altares y generar grandes manifestaciones de fe en las masas pero yo quiero ser el único que se beneficie con sus milagros. ¿No es algo celestial que una persona sea auténtica y sincera en esta década ganada por la hipocresía, las chetas, las wachiturras, las femitrolas cacho y todos los especímenes diabólicos que intentan la destrucción de la Patria a diestra y siniestra?

            Otra anécdota de guerra fue esa en la cual ella caminaba de noche por un barrio del sur, no el mío precisamente, y un tipo cuarentón (borracho, vago y desubicado él), no tuvo mejor idea que seguirla cuadras y cuadras diciéndole groserías irreproducibles. Ella se cansó del sujeto que intentó algo más, o amagó alguna locura, y le pintó la cara con gas pimienta dejándolo en el piso totalmente dolorido y arrepentido de su mala conducta. Me encanta cuando la señora de mi corazón cuenta sus hazañas a sabiendas de que yo la escucho embelesado, admirado y poseído de profundo amor y sumisión. Otra muy buena fue esa en la cual un morocho cumbia la sorprendió en una parada de colectivo por atrás y le dijo "dame el Movicom, amiga". Ella le dio... ¡Le dio un codazo que lo dejó sin aire al pobre desgraciado! Venían dos tipitos más pero se fueron a la mierda por temor a correr la misma suerte, la misma muerte. Yo siento admiración por ella, por su valor, por su fuerza física y su voluntad de dominio. Hay flores muy hermosas que uno no las pueda agarrar sin que se hagan polvo entre los dedos: ella es delicada pero su carácter la recubre de un aura muy especial que protege su delgado físico de cualquier ataque externo. Psicológicamente es muy fuerte y poderosa y bueno, mide 1,70 cm, altura de modelo, y ha llegado a correr cuatro kilómetros en quince minutos. Es una combinación perfecta de fortaleza corporal e intelectual; una estilizada luz que recorre los espacios de mi ser con brillo inigualable.

         Y bueno, ¿qué más decir, no? Entre anécdota y anécdota, la charla se prolongó hasta la salida del sol.Esto ya lo dije. Podría contar mucho más todavía pero es mejor librarnos un poco a la literatura del silencio. Yo me siento embobado y hoy estoy muy débil como para continuar con mi labor. Simplemente quiero ofrendarle este sacrificio a mi musa para que vea que la tengo en mucho (estoy haciendo un gran esfuerzo para poder seguir pues el reposo de la cama me llama con ardor febril). ¿Cómo me iba a olvidar de ese noche tan hermosa? Yo no podía creer cuando, en un momento de distracción de aquellos que nos invitaron, nos encontrábamos solos los dos en la cocina y nos mirábamos y nos reíamos: nos regalábamos felicidad. Y ahora hablo en segunda persona: yo sé que poco soy al lado de vos pero quería pedirte algo: tu amistad. No te requiero de amores, noviazgo u otros compromisos. Soy muy feliz con tu sola presencia. Espero que no me falte nunca. Y el día que pueda faltarme, te pido por favor que me des violenta muerta con la misma fuerza con la cual has dejado tirado en el piso a tantos individuos. Es cierto que yo tal vez no merezca semejante castigo como perder la vida pero sería muy triste para mí el no poder mirarte y oírte desde un humilde rincón. Muchas gracias por las hermosas horas que me regalaste. Sos hermosa. Alan.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Sueños locos XV (Mejorías - Contra el Estado y la Sociedad)

       











        
       Un rayo de esperanza antes de que caiga la tarde: imaginen un gran galpón vacío sobre la avenida X rodeado de un interminable pastizal. Imaginen la furia del baldío y los muros del abandono. Imaginen lo sombrío...

  Sé en el sueño que Alberto Snaider (o Esnaider, da igual) y Enrique Podestá, mis abuelos que no reconocieron a mis pobres padres, son criminales que han escapado de la Justicia. No sé sin son realmente culpables. Es más, creo que es incoherente hablar en un mismo párrafo de dos tipos que no se conocieron entre sí pues ni siquiera estuvieron con sus propios hijos. Solo sé que uno de los dos está huyendo de la policía y se encuentra perdido en algún lugar de la floresta o en medio de la matanza del campo de los bárbaros. Lo mismo da existiendo una sola ruta para el escape. Antes de seguir, debo decir que nombré a estos dos personajes familiares por mero acto fallido: ya dije que hay un solo responsable de...

    Pasó la esperanza de hallarme junto a mi abuelo. No sé qué abuelo pero era uno de los dos el que había robado, matado, estafado o no sé qué. Algo malo hizo (eso parece). Por eso lo buscaban las Fuerzas Federales para matarlo: "El Estado te da una pésima educación, si es que te la da; no te brinda un empleo y luego, cuando estás desesperado, cuando ya sos un ladrón, un mujeriego y un borracho, aquel ente maquiavélico que te ha negado todo (el propio Estado), acaba con tus días matándote frente a tus pobres vástagos harapientos. Claro está que el Sistema criminal que nos domina te llevará al hospital a agonizar y luego dirá que hizo todo por tu bienestar. Finalmente, cuando pase el frío de la morgue y la burocracia de mujeres que no tienen corazón ni se enamoran de desclasados (las secretarias de Lenin), el verdugo te enterrará en Chacarita o en Bajo Flores y ya no podrás volver a ver llover en sus caritas; y allí quedará otra generación sin pan y sin trabajo. Antes de que esto ocurra, quiero decirte que el Gobierno es una máquina de matar y que hay que matarla para que no te toque a vos ser un número más, una noticia escondida en las últimas páginas del diario"...
       
    Pensarán que en sueños tengo pensamientos zurdos pero no: los más me dirían "anti" al saber que yo sé quiénes son los que manejan el Estado, "la Capital" y los pecados. No crean en esas aburridas viejas que se dicen cristianas cuando no son más que cretinas que votan a la derecha en la farsa electoral partidocrática. Los demonios pululan por las sacristías y no dejan de ser del Inframundo. La política liberal del Opus Dei y su culto al becerro de oro es todo lo contrario al Santa Sacrificio del Altar y al Trono del Rey. No se dejen engañar por la Masonería y sus monerías.

    Y bueno, ¡dale que va! Espié a través del muro y no vi más que pasto alto alrededor del galpón (ya estaba buscando en otra cuadra, en otra manzana, en otra fruta. ¡Y mi abuelo que no estaba!) Arriba de mí, nada más que el eterno cielo gris con ganas de acabarme en la cabeza. Burlas demoniacas de una pesadilla sin final. ¿Y dónde se encontraba el Bien en esa mescolanza de colectivos, fierros oxidados, olor a asado y ovejeros alemanes dando vueltas? ¿Me creerían si les dijera que yendo derecho por esa misma avenida se llega al barrio más caro de toda la Ciudad de Buenos Aires? ¡"Qué noche mágica" cantan los señoritos de plata!
            
             Debo dejar ya de hablar del decadente espíritu judeo-burgués de nuestro tiempo: se acerca la noche de los atorrantes. Se prenden los faroles y se rasgan las frazadas en terribles puñaladas de hierros carnales. ¡El dolor, el dolor! La sangre bien roja cayendo sobre copas de gitanos, putos y comunistas. De esos polvos de suburbio, de esas décadas de malevos y entreveros, ha nacido nuestra corrupta y puta partidocracia cipaya hija de puta.
           
            Y ahí nomás le seguí dando a la avenida con rumbo oeste, pateando antes de que los indios me pateen en el piso. Sin darme cuenta, me topé con una autopista que cortó mi camino: vi negrura y algunas luces centelleantes (paco). A los pies me cayó una pelota y yo se la pasé a los pibes salvajes que jugaban del otro lado de la reja. Di solo dos o tres pasos más y vi una gran villa miseria alrededor. Confieso que sentí un poco de miedo de no poder seguir en medio de esa selva con buenos aires de precaria urbanización. Por eso abandoné esos pagos tomando atajo por el norte con la intención de volver al camino que va hasta...

            Y de repente desperté sin saber qué mierda había hecho mi abuelo que desesperado huía de los azules. Una locura lo mío. Una vez que desayuné y me serené, me di cuenta de que no tenía ningún elemento para conjeturar que alguno de mis dos abuelitos hubiera cometido un delito. Eso sí, hay algo que sigo pensando: el Estado mata hoy como antaño lo hizo con Jesús: la perversión democrática de lavarse las manos so pretexto de la "voluntad del Pueblo"...

miércoles, 6 de noviembre de 2013

La canción de la guerra IV - Sueños Locos XIV (Las escaleras)

     











          He escrito varios cuentos basados en sueños que no están dentro de la colección Sueños locos que hoy va por su decimocuarta edición. Lo que pasa es que no pueden terminar todos mis relatos diciendo que nada fue verdad, que todo fue fruto de una relación con la almohada. Entonces me pareció más sensato aclarar el asunto de entrada y decir: "Señores, esto lo he soñado anoche". La gente sabe que yo soy de soñar mucho y que, gracias a Dios, tengo buena memoria y me acuerdo de lo que ocurre en ese mundo intermedio entre un día y otro. Bueno, hoy al ciclo onírico se añade la cuarta parte de la épica romántica intitulada La canción de la guerra. Es la primera vez que uno dos categorías en un texto. La mente en sí es una unidad pero se va atomizando como alguna vez lo hizo la materia primigenia. En mi cabeza viven los combates, las pasiones, los asaltos, los raptos, las lealtades, las flores, los perfumes, las miradas, los caballos, los castillos, los ríos y las penas propias de un despertar fatal...

          ¿Hace falta decir que soñé con ella? Sí, la vi en mi noche inconsciente. En el mundo de los sueños todo se hace realidad. A veces desearía dormir por siempre pero bueno, creo que la vigilia es la cruz más pesada con la cual debe cargar cada hombre. Sería el pecado capital de la pereza pasarse toda la vida acostado en un lecho blando viendo bellezas y saboreando delicias espirituales. O quizás el descanso nocturno no sea más que una inocente inyección de esperanza para volver a caminar. Yo no lo sé. Lo que es verdad, lo que siento en mi cuerpo ahora, es un gran dolor en la garganta: tanto sentir, tanto idealizar, tanto soñar despierto me ha bajado las defensas y me ha regalado tontamente a la enfermedad. Las luchas imaginarias me han dejado mal herido y ahora estoy pagando las consecuencias de recorrer tantos kilómetros alocadamente pensando en ella. Cosa de desmesurados es ir por ahí alegre mirando el sol de frente y apurando el paso con la falsa certeza de encontrar a la musa inspiradora de tantos afanes...

            ¿No será que en la imaginación y el sueño hay reminiscencias de paraísos perdidos? ¿Y no será que nuestros padres primitivos a veces nos dejan algo de luz para que podamos ver algo en esta nefasta Edad de Hierro? A veces tengo mucho miedo. Hay que ser muy valiente para reconocer lo que uno siente. Me asusta terriblemente que de un momento al otro este cristal se rompa. Pero bueno, peor sería que se doble (no quiero parafrasear al politicastro pero me es indispensable para no caer en una sequía moral). A veces parece mentira que vayamos a morir y que esto vaya a terminar. Sin embargo me confío en la Misericordia del Cielo en mi afán de hallar la vida eterna. No crean que todas estas cosas pertenecen a la carne: las grandes batallas de nuestro tiempo son metafísicas por más que los poderosos de la Tierra finjan ser los Reyes de la Inmanencia. Y ahora sí, luego de tanto preámbulo los invito a pasar a la sala del misterio. ¡Buen viaje!

          La Torre 9. Un lugar que seguro conocerás. Yo estaba en las escaleras de los pisos más altos, ahí donde se juntan los pibes a viciar cuando hace mucho frío y la calle ya no da. Solito pasaba el rato. Repentinamente te vi a vos tan colorida como de costumbre: el cabello teñido y las prendas brillantes te hacían la hermosura de este siglo tan triste. Con vos iba una chica vestida completamente de negro, una bolivianita de pelo largo y lacio, muy simpática ella. Así es que las dos subieron no sé adónde pero la cuestión es que pasaron a mi lado. Yo estaba desnudo, con las nalgas apoyadas en el frío descanso y con los ojos perdidos en el ventanal que da a la eternidad. Cuando sentí la presencia de ustedes atiné a taparme los genitales con las dos manos por una cuestión de pudor. Es raro pero allí estaba como Dios me trajo al mundo. Aparecí ahí de manera misteriosa, como si hubiera sido arrebatado de otro mundo, de otro tiempo. No sé. Yo yacía en esa penumbra sin comprender nada. Era el origen, la posición fetal, el silencio, la contemplación del Oriente y de Occidente.

         ¿Podrías creer que existe un punto en el cual no es noche, ni día, ni tarde ni mañana? Hay un momento en la vida del corazón en el  que se produce un eclipse. La luna se superpone al sol y la luz se hace oscura pero brilla. Es como sentir frío bajo el resplandor del cielo abierto. Supongo que no te sorprenderá que todo el universo pueda entrar en el descanso de una escalera. Lo que sí te va a sorprender es que volviste a subir una y otra vez por el mismo lugar sin antes haber bajado: la eterna repetición de la desesperación te hizo pasar mil veces y más a mi lado junto a tu amiga de tez trigueña. En un momento te pregunté si ibas a volver y vos me pediste que te espere. Yo me sentí triste porque sabía que ibas a continuar subiendo sin cesar ese laberinto que conduce siempre a lo mismo; el regreso eterno, la partida sin final. Quizás podría haberte tomado del brazo con afán de detener tu marcha demencial pero vos ibas a gritarme o a armar un escándalo. Es más, creo, sin temor a equivocarme, que tu amiga podría haberme denunciado por puros celos y envidias hacia vos (si la hubiera perseguido a ella, no se habría sentido acosada sino dichosa entre todas las mujeres pero las resentidas inventaron un montón de figuras jurídicas para penalizar la libido masculina). Igualmente, creo que me detuve por propia voluntad ya que no existe la legalidad en esos dominios. Lo que es verdad es que las instituciones ya forman parte de nuestra estructura mental, indudablemente. Así y todo, uno puede matar a todos los justicieros habidos y por haber en ese sitio donde el protagonista no muere jamás de verdad...

          No creas que te iba a dar un beso o que tenía pensado ponerte contra la pared. Simplemente iba a preguntarte algo: "¿Qué estás haciendo? ¿Adónde vas?" Pero nadie comprende las buenas intenciones del otro. Así que decidí permanecer postrado y resignado sin entender el por qué de esas vueltas alucinógenas. Ya estaba mareado de verte pasar y pasar y pasar. Tengo que ser sincero: me sentí vulnerable en esa situación. Tenía miedo, mucho miedo. Cuando uno no sabe, ocurre que afloran todos sus temores. El conocimiento es seguridad. Lo desconocido genera pavor, angustia, incertidumbre, pánico y locura. Tal vez podría decir, si lo miro de tu lado, que vos también estabas asustada: me viste desnudo y solo tirado en una escalera. Quizás querías huir de mí una y otra vez y también otra vez. Yo no lo sé. ¿Qué interpretación se le podría dar a este sueño? Agradezco la ayuda de los lectores y perdón si corto la magia del relato. ¿Y vos? ¿Qué viste? Yo no sé, yo me siento tranquilo porque aún de manera inconsciente respeto las normas morales. Podría haberte poseído por la fuerza en ese mundo secreto donde no pueden entrar ni la Ley ni la Policía pero siempre me cuide de hacer las cosas bien. ¿Será que tengo muy asimiladas las pautas básicas de convivencia y las enseñanzas de la Santa Religión?

          Hay mucha hipocresía al respecto: todos hemos soñado alguna vez que matamos o que teníamos sexo con alguien que nos es muy importante y que, sin embargo, no nos presta atención. Me ha pasado mil veces. Incluso tuve la dicha de soñar una situación muy hermosa con una persona que acabó siendo premonitoria. Esto es sorprendente, agradable y perturbador al mismo tiempo por lo finito del hilo que tan fácilmente se corta. Sin embargo hoy quiero decir algo distinto en mi favor: teniendo total y absoluta libertad en el mundo donde lo prohibido se hace realidad, pudiendo hacer todo cuanto deseara en mi libre albedrío, opté por quedarme quieto respetando así tus derechos. Pude haberte puesto entre la espada y pared y pude haberte dado a sentir la fuerza de mi cuerpo joven y poderoso, lleno de vida, pero no; se ve que vos me inspiraste un respeto que hasta en sueños te trato con la más alta consideración. Ya te digo, uno vive muchos sucesos en las madrugadas de muerte temporal pero al despertar se olvida o se calla para siempre por vergüenza. ¿Qué sería si una respetable señora dijera que en lo más interno de su ser tuvo algo con su cuñado o con el mejor amigo de su marido? Hilando fino se puede decir que quizás la distinguida burguesa apañó pensamientos y deseos impuros en la vigilia que esperan el momento atávico de la nocturnidad para aflorar. Sin embargo, con perdón del buen sentido, creo que esta conjetura es un tanto farisaica. El mérito de la persona no es no sentir deseo sino evitar la consumación de esa pasión que puede alterar el equilibrio social. No olvidemos nunca que los santos y las santas se hicieron soportando tentaciones...

           En esta hermosa mañana del miércoles 6 de noviembre del año del Señor 2013 me siento más fuerte que nunca a pesar de mi malestar en la garganta: pude haber acabado con vos, con tu inocencia más secreta, con tu voluntad, con tu cuerpo, con tu mente pero no: el sentido moral que le di a mi existencia hizo que te dejara pasar. Ojo, tal vez lo mío no sea más que vanidad y en vez de ser un virtuoso, no soy más que un tipo jactancioso cuyo anhelo más profundo es decir: "Rechacé a la belleza porque soy todo un asceta". No lo sé. Quizás deba morir para expiar esta falta. Tal vez fue todo un gran pecado de mi inteligencia con ropajes de espíritu prusiano. Aunque parezca cuento, veo más orgullo en Parsifal que en un mujeriego: cualquiera cede y se deja acompañar por las flores más bellas del bosque pero pocos son los que dicen no al encanto de la naturaleza. No sé si es una idea que atormenta pero creo que en la castidad se esconde una sensualidad mucho más fuerte que en la promiscuidad, algo de hacerse caro a la mirada ajena por la propia pureza. Un desafío para el resto de los mortales, los caídos, los corruptos. Y así el que no se deja tentar pasa a ser, sin quererlo, un tentador: así fue que vi a decenas de mujeres acudiendo al confesionario de un apuesto sacerdote con ropas poco decorosas para un templo católico.

           Igual la contradicción satánica de aquel que intentó probar al mismo Dios ofreciéndole todos los reinos de la tierra puede resolverse de la siguiente manera: yo no te quiero por un rato, yo te tendría a mi lado toda la vida. Y de nosotros emergería una estirpe virtuosa de reyes, papas, sabios, poetas, navegantes y guerreros. Mi afán es generador, reproductor de la verdad. ¿No sería deshonrarte el pretenderte tan solo un momento cuan si tu belleza se extinguiera en cuestión de minutos? Todo un tema. Ya Jesús en el desierto tuvo que sortear tremendos obstáculos por parte de aquel execrable ser que todo lo adorna a fuerza de sofismas y palabras encantadoras y mágicas. Yo simplemente digo la verdad: es más que seguro que me he equivocado y pido perdón por ello pero al menos, en lo hondo de mi vileza, puedo apoyar la rodilla en tierra, elevar al cielo una mirada suplicante y anhelar el restablecimiento de la verdadera paz que es la del hombre con su Creador. Todo lo demás son ficciones del mundo y de la carne que merecen ser repudiadas con gran escarnio y anatema sea por siempre a aquellos que niegan la Verdad.

          Hemos llegado al final de esta historia del fin del mundo. Solo me resta decir que me desperté y todavía seguías subiendo la escalera. Ah, otra cosa que tengo para decir es que no tenía pensado escribir nada en esta semana pero los sueños constituyen siempre una excepción extraordinaria que me llama a la pluma de manera urgente. ¿No es un desperdicio de materia gris el dejar pasar las estrellas fugaces de la noche sin tomar nota de ellas? Espero que vos te sientas bien luego de tantas emociones fuertes. Yo me siento de maravilla, más fortalecido que nunca. Podría haber amanecido débil y abatido por caer en la obviedad pero aquí estoy firme y digno por dejarte ir. Te regalé la libertad en un mundo donde yo era el dueño. Me consuelo de esta amarga resignación de la dulzura de tus labios al saber que esquivé el hondo precipicio sin final de esas escaleras que iban siempre para el mismo lugar. Ahora puede que la soledad me acompañe un poco más pero no reniego de ella pues es apostasía no hacerse cargo de todo eso que a uno lo hace ser lo que es. Y yo no sé cómo concluir pero no estaría mal agradecerte una vez por ser musa inspiradora y estímulo de mi literatura. Ahora me voy rumbo a la vigilia pues me espera el día a día con sus obligaciones. De todas formas quiero que sepas que en cualquier momento esto saldrá de nuevo: ya te digo, no soy yo el que escribe sino vos. Adiós, poesía mía...

domingo, 3 de noviembre de 2013

La canción de la guerra III (el origen).

    









           Todavía no puedo creer que esté en contacto con ella. Resulta que estuvo tres años alejada de nuestras vidas hasta que un amigo la encontró en el último concierto de Iron Maiden en la cancha de River. ¿No es increíble reencontrarse con alguien en ese mar de gente? ¡Solamente Dios puede hacer que dos personas se reconozcan en medio de cincuenta mil almas o más! ¡Es todo tan increíble! El chico que la vio es como un hermano para mí. Hace como siete años o más que lo conozco. Es fiel como Sancho Panza mientras que yo soy loco y volado como el eterno Don Quijote, aquel que fuera el primero en rebelarse contra la naciente Modernidad (con el diario del lunes cualquiera es tradicionalista, "antimoderno", pero había que protestar contra el cambio de pensamiento y paradigma en una época que se insinuaba luminosa y triunfante y que demostró ser ruinosa; el principio de nuestra actual Edad de Hierro).

          Son tantas las historias del zombie yanqui que hace rock o del almacenero metálico que golpea cumbieros o de ese punk que fue barrabrava de Boca y de Chacarita al mismo tiempo. Igualmente prefiero hablar de ella. Hace tres años pasó algo muy loco: se borró del Facebook de la noche a la mañana y no se la vio nunca más por las calles del barrio. Pensamos que se había ido del país o que se había hecho monja budista o algo por el estilo (¿por qué no una repentina conversión al Catolicismo?). Nos era difícil saber que había pasado. Mi amigazo y yo nos preguntábamos por ella pero el correr de las semanas hizo que pronto nos olvidáramos de todo en medio del fastidio del día a día, los trabajos, los despidos, las noches, los días y las madrugadas de humedad, los perros molestos y los vecinos que gritan para espantar al pata de lana. Lo cierto es que el tiempo le hizo bien y ahora podemos disfrutar de su compañía estando ella totalmente renovada en cuerpo y alma. Bien valió su peso en oro tan prolongada ausencia.

             Quiero agradecer a Dios, a la existencia y a San Bruce Dickinson el milagro de haber quitado una chica común del barrio para luego transformarla en una reina de la seducción, la simpatía y la alegría. Yo creo que podría morir por la fuerza de su mirada y ese cuerpo elástico, delgado y ágil y no sentiría nada más que placer, felicidad, éxtasis, pasión, agradecimiento y vértigo ante las vueltas de la vida. Ahora espero que se quede para siempre cerca de mí ya que soy su admirador. Me siento completo y hecho como hombre con solo mirarla. ¿Soy platónico? Puede ser pero la contemplación es algo que nosotros, jóvenes de este tiempo, casi no experimentamos. ¿Qué hubiera sido de todo esto que cuento de no haberse extraviado ella por los caminos de este mundo? La magia de un reencuentro, de una sorpresa, de algo inesperado, vale más que la triste y absurda seguridad de las semanas cómodas, predecibles y tontas.

            ¿Quién hubiera pensado que yo iba a elogiar a una dama? Esta página es claro testimonio de que aborrezco a pollerudos y señores con plata que se desviven por una tipa. Y siendo yo un tipo duro, un "misógino", se hace más patente la hermosura física e intelectual de la flor admirada. Muchos se preguntarán: "¿Qué tendrá esa chica para que ese loquito solitario hable tan bien de ella?" Bueno, mi musa inspiradora es una persona sincera, con ganas de mejorar día a día y con la voluntad de no molestar a los demás y de vivir en la verdad. No anda histeriqueando como esas idiotas que no dicen nada y que pretenden que uno sepa qué mierda les pasa. Son las mismas que luego se quejan cuando yo hago un diccionario en línea de frases típicas femeninas. Es cierto que mi lucecita es capaz de matar con la mente o con la fuerza de ese cuerpo delgado y filoso como una espada pero es un ser humano justo y recto que no va por la vida pegando gratuitamente como ciertas gordas pedorras que le llenan la panza de piñas a sus pobres noviecitos.

          Dicen que el mundo es un pañuelo. Pero también dicen que el mundo es grande. Y ahora resulta que la compañía de telefonía móvil Personal ha patentado la frase que reza "cada persona es un mundo". Va a llegar un momento en el cual hasta el silencio estará patentado. Yo no podremos ni hablar ni callar sin pagar. Quizás lo único que nos dejen decir es un himno en alabanza a este sistema perverso. Lamentablemente, mal que nos pese, dicho himno constituirá una prueba inequívoca de nuestra adhesión a la tiranía. Así seremos más esclavos todavía y más nos tendremos que adecuar a la corrección política y al Pensamiento Único y sus variantes de diestra y siniestra. Esto me recuerda a esa simpática señorita que leía la revista Cosmoputita debajo del pupitre de su aula de secundaria. No me puedo quejar de esa personita que ahora tiene mi edad o un poquito menos. Me ha hablado siempre de la mejor manera pero no siento atracción por ella. Esto lo cuento a modo de anécdota. Pasa que de alguna forma u otra yo estaba esperando a aquella reinita de azúcar que me ha inspirado este ciclo heroico de La canción de la guerra. Quizás las demás sean lindas y buenas y tengan muchas facetas dignas de ser mentadas pero mi dama es la mejor de todas y ninguna se le puede comparar sin quedar por ello muy mal parada. Las comparaciones son odiosas pero la sonrisa de ella opaca al mismo sol del mismo modo que la piel que la cubre hace de la mañana un infierno dantesco. Así tal cual y no exagero, es la verdad.