Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

viernes, 8 de noviembre de 2013

Sueños locos XV (Mejorías - Contra el Estado y la Sociedad)

       











        
       Un rayo de esperanza antes de que caiga la tarde: imaginen un gran galpón vacío sobre la avenida X rodeado de un interminable pastizal. Imaginen la furia del baldío y los muros del abandono. Imaginen lo sombrío...

  Sé en el sueño que Alberto Snaider (o Esnaider, da igual) y Enrique Podestá, mis abuelos que no reconocieron a mis pobres padres, son criminales que han escapado de la Justicia. No sé sin son realmente culpables. Es más, creo que es incoherente hablar en un mismo párrafo de dos tipos que no se conocieron entre sí pues ni siquiera estuvieron con sus propios hijos. Solo sé que uno de los dos está huyendo de la policía y se encuentra perdido en algún lugar de la floresta o en medio de la matanza del campo de los bárbaros. Lo mismo da existiendo una sola ruta para el escape. Antes de seguir, debo decir que nombré a estos dos personajes familiares por mero acto fallido: ya dije que hay un solo responsable de...

    Pasó la esperanza de hallarme junto a mi abuelo. No sé qué abuelo pero era uno de los dos el que había robado, matado, estafado o no sé qué. Algo malo hizo (eso parece). Por eso lo buscaban las Fuerzas Federales para matarlo: "El Estado te da una pésima educación, si es que te la da; no te brinda un empleo y luego, cuando estás desesperado, cuando ya sos un ladrón, un mujeriego y un borracho, aquel ente maquiavélico que te ha negado todo (el propio Estado), acaba con tus días matándote frente a tus pobres vástagos harapientos. Claro está que el Sistema criminal que nos domina te llevará al hospital a agonizar y luego dirá que hizo todo por tu bienestar. Finalmente, cuando pase el frío de la morgue y la burocracia de mujeres que no tienen corazón ni se enamoran de desclasados (las secretarias de Lenin), el verdugo te enterrará en Chacarita o en Bajo Flores y ya no podrás volver a ver llover en sus caritas; y allí quedará otra generación sin pan y sin trabajo. Antes de que esto ocurra, quiero decirte que el Gobierno es una máquina de matar y que hay que matarla para que no te toque a vos ser un número más, una noticia escondida en las últimas páginas del diario"...
       
    Pensarán que en sueños tengo pensamientos zurdos pero no: los más me dirían "anti" al saber que yo sé quiénes son los que manejan el Estado, "la Capital" y los pecados. No crean en esas aburridas viejas que se dicen cristianas cuando no son más que cretinas que votan a la derecha en la farsa electoral partidocrática. Los demonios pululan por las sacristías y no dejan de ser del Inframundo. La política liberal del Opus Dei y su culto al becerro de oro es todo lo contrario al Santa Sacrificio del Altar y al Trono del Rey. No se dejen engañar por la Masonería y sus monerías.

    Y bueno, ¡dale que va! Espié a través del muro y no vi más que pasto alto alrededor del galpón (ya estaba buscando en otra cuadra, en otra manzana, en otra fruta. ¡Y mi abuelo que no estaba!) Arriba de mí, nada más que el eterno cielo gris con ganas de acabarme en la cabeza. Burlas demoniacas de una pesadilla sin final. ¿Y dónde se encontraba el Bien en esa mescolanza de colectivos, fierros oxidados, olor a asado y ovejeros alemanes dando vueltas? ¿Me creerían si les dijera que yendo derecho por esa misma avenida se llega al barrio más caro de toda la Ciudad de Buenos Aires? ¡"Qué noche mágica" cantan los señoritos de plata!
            
             Debo dejar ya de hablar del decadente espíritu judeo-burgués de nuestro tiempo: se acerca la noche de los atorrantes. Se prenden los faroles y se rasgan las frazadas en terribles puñaladas de hierros carnales. ¡El dolor, el dolor! La sangre bien roja cayendo sobre copas de gitanos, putos y comunistas. De esos polvos de suburbio, de esas décadas de malevos y entreveros, ha nacido nuestra corrupta y puta partidocracia cipaya hija de puta.
           
            Y ahí nomás le seguí dando a la avenida con rumbo oeste, pateando antes de que los indios me pateen en el piso. Sin darme cuenta, me topé con una autopista que cortó mi camino: vi negrura y algunas luces centelleantes (paco). A los pies me cayó una pelota y yo se la pasé a los pibes salvajes que jugaban del otro lado de la reja. Di solo dos o tres pasos más y vi una gran villa miseria alrededor. Confieso que sentí un poco de miedo de no poder seguir en medio de esa selva con buenos aires de precaria urbanización. Por eso abandoné esos pagos tomando atajo por el norte con la intención de volver al camino que va hasta...

            Y de repente desperté sin saber qué mierda había hecho mi abuelo que desesperado huía de los azules. Una locura lo mío. Una vez que desayuné y me serené, me di cuenta de que no tenía ningún elemento para conjeturar que alguno de mis dos abuelitos hubiera cometido un delito. Eso sí, hay algo que sigo pensando: el Estado mata hoy como antaño lo hizo con Jesús: la perversión democrática de lavarse las manos so pretexto de la "voluntad del Pueblo"...

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