Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

domingo, 12 de enero de 2014

Curiosidades sobre el Facundo de Sarmiento (monografía para Literatura Argentina I)

        





           Voy a decir la verdad: en esta monografía de Literatura Argentina I de la carrera de Letras de la UBA obtuve un modesto siete. Sin embargo, estoy feliz de este trabajo del primer cuatrimestre del año 2013 porque si no llegué a una mayor calificación no fue por falta de condiciones sino por mi sola rebeldía. A continuación, en color azul, transcribo la devolución que me hizo el profesor, un hombre destacado en el ámbito académico que también escribe reseñas literarias para un diario muy importante:

             Lo positivo: el trabajo está bien escrito, y eso no es poco en un alumno que está empezando la carrera. Tu prosa "conversadora" (casi mansillesca) resulta amena para la lectura.
             El problema: tu trabajo no guarda - a mi entender - relación con el tema elegido. Entiendo tu propuesta pero no es el tipo de análisis que pide y desarrolla la cátedra; al menos, no es lo que se espera para una monografía.
               Es cierto que - de una manera muy original - abordaste el tema de la lectura, pero no lo pusiste en relación con la escritura, de la cual, dicho sea de paso, casi no te ocupaste.
                 La seguimos.

            En fin. Comparto con todos esta monografía. A muchos les será de provecho. La consigna original era "Lectura y escritura en Facundo de Sarmiento" pero yo me salí de los planes y me dejé llevar por la impronta del sentimiento. Me cuesta mucho ser estudiante, ser aplicado, ser científico. Pero bueno, si Dios quiere podré recibirme pese a mi impulsividad, mi subjetividad y mi inmadurez moral e intelectual. Sin más preámbulos, los dejo solos con mi trabajito. Gracias por leer.
            
   Curiosidades sobre el Facundo de Sarmiento (monografía para Literatura Argentina I).
        He escuchado los audios de los teóricos de la materia y he leído la bibliografía pertinente pero me voy a tomar la licencia de hacer un análisis que se escape de los tópicos de "civilización y barbarie" y otros que ya están muy "lavados". No voy a descubrir la América pero al menos diré algunas cosas curiosas que puedan inducir a la lectura de Facundo. Se sabe que Sarmiento escribió el libro por entregas para un diario chileno aunque yo creo que no escribió él sino una época y que, más allá de las coyunturas históricas, el texto se convirtió en una "carta" moralizante para toda la posteridad. "Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte para que, sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicar la vida secreta y las convulsiones que desgarran las entrañas de un noble pueblo"(Sarmiento, 2005,13). Este principio sublime, o más bien grandilocuente, forma parte de la historia grande de nuestras letras y de nuestra misma historia. Generalmente se enfatiza la situación apremiante en que fueron escritas estas páginas pero lo cierto es que Rosas, Facundo, y el mismo Sarmiento, han perecido hace mucho tiempo y, sin embargo, seguimos hablando de ellos. Antes de proseguir con mi monografía, voy a indicar el lugar desde el cual viene mi enunciación: soy simpatizante de Rosas, y soy católico. A pesar de estos hechos de mi vida privada, voy a trabajar a los caudillos construidos literariamente por el narrador (las consideraciones ideológicas no tienen que ver con este trabajo).
         
  Sarmiento en su escritura manifiesta los pensamientos de la época de principio a fin. El primer capítulo de la primera parte tiene por título: "Aspecto físico de la República Argentina; Caracteres, hábitos e ideas que engendra". "Muchos filósofos han creído también que las llanuras preparaban las vías al despotismo, del mismo modo que las montañas prestaban asidero a las resistencias de la libertad" (Ibid, 24). Sarmiento creía fervientemente en la frenología y en la influencia del medio sobre las personas. Muchos lo juzgan por estas ideas que hoy son obsoletas pero “es fácil hablar con el diario del lunes”. Lo mismo con "el uso bárbaro que hace de la cultura". Hoy en día es sencillo ser erudito con los medios que existen en cuanto a comunicaciones, herramientas virtuales y medios de transporte que permiten ir rápido a los lugares de erudición (bibliotecas, universidades, centros culturales, etc.). A mi juicio, hay que leer la obra como una prosa amena y como un documento histórico. Por introducir categorías contemporáneas como "violencia de género" en textos de hace más de ciento cincuenta años, se terminan cometiendo horribles anacronismos. En todo caso, el Sarmiento político puede ser comparado con sus opositores del momento y no con abstractas categorizaciones de este tiempo presente.

          "Las razas americanas viven en la ociosidad y se muestran incapaces, aun por compulsión, para dedicarse a un trabajo duro y seguido. Esto sugirió la idea de introducir negros en América, que tan fatales resultados ha producido" (Ibid, 26). Más de uno pondría el grito en el cielo y hablaría de no discriminación y demás. Seguramente a la sensibilidad contemporánea esto le parezca irritante pero hay que ver el contexto de la época. La esclavitud se abolió en el año 1813 y aún hoy se dan prácticas aberrantes que apenas son denunciadas. En todo caso, habría que refutar a Sarmiento con textos de su época que yo no poseo. Ocurre a menudo entre el público que se cierra a la lectura de Facundo por ciertos análisis básicos que entregan los profesores en la secundaria: "Sarmiento era racista". "Sarmiento quería la inmigración anglosajona". "Civilización o barbarie significa el hombre de la ciudad contra el gaucho y el indio". Hasta el hartazgo se podrían repetir estos lugares comunes. Mi hipótesis de lectura para Facundo es la siguiente: yo creo que debería ser de lectura obligatoria para todos los argentinos desde la primaria hasta el CBC y paso a explicar por qué. Se sabe que Sarmiento escribió este texto en Chile en condición de perseguido político. Fue escribiendo por entregas para un diario de allá. Sin embargo, esta obra, para bien o para mal, trasciende a todos los argentinos de todos los tiempos ya que es un testimonio del origen de nuestra moderna nación. El Facundo es un breve compendio de las ideas que cimentaron el moderno Estado - nación. Al hablar de inmigración europea, navegación de los ríos, escuelas públicas, trabajo rural y demás, está hablando de la Patria misma y su devenir en la historia. Es evidente que su proyecto quedó trunco por cuestiones que todos conocemos (la mayoría de nuestros inmigrantes vinieron de España, Italia y Medio Oriente). Como dije antes, no es mi intención decir si está bien o mal el proyecto sarmientino. Me dedico a analizarlo como literatura. Y la literatura siempre habla de algo a menos que uno sea un formalista ruso. ¿Por qué digo que todos debemos leer el Facundo? Porque en esta obra principal de nuestras letras hay páginas que nos muestran ciertos rasgos que al día de hoy nos identifican como nación. Además, es interesante rastrear algunos tópicos que hasta el día de hoy siguen siendo materia de discusión tanto en academias como en casas y bares.

              "¡Ay del pueblo que no tiene fe en sí mismo! ¡Para ese no se han hecho las grandes cosas!" (Ibid, 31). Podemos discrepar con Sarmiento o ser sus más acérrimos defensores pero destaco lo moralizante de Facundo como libro. No tengo citas a mano pero se sabe que el poeta Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte, y el gran José Ingenieros, recibieron en su obra el tono "apostólico" de Sarmiento. Es interesante destacar que no solamente se lee poco sino que se lee cualquier cosa. ¿Hoy en día hay lecturas que nos estimulen como nación? La gente suele encerrarse en sí misma, en la autoayuda, ignorando lo colectivo. Además de escribir sobre hechos sociales, políticos, históricos, geográficos, militares y educativos, Sarmiento tuvo el genio de darle un valor moral a su obra. Dejando a un lado las palabras malsonantes para nuestra sensibilidad contemporánea, ignorando la referencia a los "salvajes" y a los negros, podríamos quedarnos con estas breves frases sarmientinas que encierran un gran tesoro educativo para las generaciones del presente y del porvenir. Tal vez en otro trabajo podría relacionar esto con El hombre mediocre de José Ingenieros pero ya sería irme demasiado lejos. Es solo un ejemplo.
         
"Los accidentes de la naturaleza producen costumbres y usos peculiares a estos accidentes, haciendo que donde estos accidentes se repiten, vuelvan a encontrarse los mismos medios de parar a ellos, inventados por pueblos distintos. Esto me explica por qué la flecha y el arco se encuentran en todos los pueblos salvajes, cualesquiera que sean su raza, su origen y su colocación geográfica" (Ibid, 33).

           La cita anterior entra, a mi entender, en la categoría de las curiosidades. Es interesante este tema del arco y la flecha. Evidentemente la literatura sarmientina, así como es moralizante, de amena lectura, de buena prosa, con valor histórico y con interesantes datos para las ciencias sociales, así como contiene todos estos elementos, así es también la "literatura de la digresión". Es tanta la carga de erudición en Sarmiento que ya desborda el objeto a tratar y, si se permite la expresión vulgar, "se va por las ramas". Ricardo Piglia en "Notas sobre el Facundo" nos habla de las analogías como procedimiento de escritura. Yo diría, sin la menor intención de contradecir al maestro Piglia, que cuando se ahonda mucho en analogías se termina en digresiones y hasta en algunos desvaríos. Quizás el secreto del libro, de la escritura de Facundo, estribe justamente en que no es de lectura lineal sino que tiene muchos vaivenes y uno, como lector, no sabe con qué se puede encontrar en el párrafo siguiente. Tal vez Sarmiento escribió el folletín de manera tal que genere el efecto de la leyenda "esta historia continuará" El libro empieza con una evocación a un muerto, un elemento dramático rayano en Shakespeare, pero luego viene a explicarnos el suelo de la Pampa y las costumbres de los gauchos. Algo así como si Facundo se escondiese en la geografía profunda de la patria a la espera de atacar al lector en el momento menos pensado.


           ..."en medio de una tarde serena y apacible una nube torva y negra se levanta sin saber de dónde, se extiende sobre el cielo mientras se cruzan dos palabras , y de repente el estampido del trueno anuncia la tormenta que deja frío al viajero, y reteniendo el aliento por temor de atraerse un rayo de dos mil que caen en torno suyo? La oscuridad se sucede después a la luz; la muerte está por todas partes; un poder terrible, incontrastable, le ha hecho en un momento reconcentrarse en sí mismo y sentir su nada en medio de aquella naturaleza irritada; sentir a Dios, por decirlo de una vez, en la aterrante magnificencia de sus obras" (Ibid 34).

          La gente lee poco pero dentro de ese poco que lee hay mucho de Stephen King. Un fragmento como este podría servir de "carnada" para pescar a jóvenes lectores y no tan jóvenes con este trabajo que nos ocupa. Obvio que el Facundo no versa exclusivamente sobre la maldad de los elementos pero hay que "tentar" al público. Esto se podría relacionar con el poema de Borges "El General Quiroga va en coche al muere". Además de la obra moralizante de Sarmiento, Almafuerte y José Ingenieros, hay que resaltar estos elementos como parte del estilo grandilocuente de Sarmiento que en parte inspiró a las generaciones posteriores de escritores argentinos. Como si fuera poco, y como otro dato curioso, Don Domingo hizo mención a la electricidad estática o a algo similar.

         "Añádase que si es cierto que el fluido eléctrico entra en la economía de la vida humana, y es el mismo que llaman fluido nervioso, el cual excitado subleva las pasiones y enciende el entusiasmo, muchas disposiciones debe tener para los trabajos de la imaginación del pueblo que habita bajo una atmósfera cargada de electricidad hasta el punto que la ropa mojada chisporrotea como el pelo contrariado del gato (Ibid, 34).

        En la misma página de la cual tomamos la cita que habla sobre las inclemencias del tiempo, hay un fragmento de un poema de Echeverría y otro de Domínguez. Sarmiento dice de estos trabajos: "Pero esta es la poesía culta, la poesía de la ciudad: hay otra que hace oír sus ecos por los campos solitarios: la poesía popular, candorosa y desaliñada del gaucho" (Ibid, 35). Sarmiento, reivindicador de todo lo europeo, hace un breve estudio de la poesía del gaucho al que tanto desdeña. Esto es interesante, según mi opinión, porque muestra una fisura en su pensamiento: A pesar de ser un entusiasta de todo lo europeo, se ve obligado a admitir que existe algo distinto, gauchesco, americano. A diferencia de otros escritores, Sarmiento reconoce que existe un elemento que es sustancialmente diferente al europeo. Otros poetas y publicistas aplican esquemas europeos en métrica y estilo en una realidad salvaje, americana. Con esto no digo que "el padre del aula" haya defendido la poética del gaucho pero, al menos, reconoce que existe y esto no es poca cosa en un clima de ideas tan poco propicio a lo americano y español (dicho sea de paso, Sarmiento habla de "españoles argentinos").

         Siguiendo con las "curiosidades" sobre esta obra, no puedo olvidar las figuras del baqueano, GPS viviente, y del rastreador Calíbar. Este es un "detective" menospreciado por Sarmiento. "<<¡Dónde te  mias-dir!>>" (Ibid, 37). ¿Será que la doxa u opinión muchas veces termina inspirando a la ciencia? Esto no lo voy a contestar yo. Es a modo de pregunta retórica. Simplemente digo que la cartografía y las ciencias criminales, tal cual las conocemos hoy, seguramente han recibido mucho de estos hombres un tanto menospreciados por la magistral pluma de nuestro autor. Es notorio que Sarmiento resalta en el individuo originario virtudes relacionadas con la naturaleza en contraposición a la erudición que él le exige a los ciudadanos de su república. De todas maneras hay que decir que todos los ejércitos de las guerras civiles, cualquiera haya sido su bando, tuvieron entre sus filas a estos personajes bien pampeanos, bien americanos. Esto quizás un poco en desmedro del elogio desmedido que se le tributa al General Paz en las páginas postreras del libro.

          Así como hay personajes típicos de la Pampa, así también hay un lugar que los reúne a todos y es la pulpería. Lugar de borracheras y duelos. Es curioso como Caballito, un barrio porteño que podría ser elogiado por Sarmiento, le debe su nombre a una pulpería que existía entre sus calles. Volviendo al texto, se nota nuevamente como se demora la aparición de Facundo y de Rosas. La escritura de Sarmiento hace que el lector esté en vilo constantemente. Como si en medio de la pulpería fuera a entrar la muerte en forma de facones afilados. ..."y el movimiento revolucionario trajo al fin la asociación bélica en la montonera provincial, hija legítima de la venta y de la estancia, enemiga de la ciudad y del ejército patriota revolucionario" (Ibid, 47). Consideraciones históricas e ideológicas aparte, es notorio como en el léxico de Sarmiento están presentes palabras como "terroristas", "subversivos" o "montoneros". A veces tengo la sensación de que nuestra historia no cambió en nada pero eso ya es una subjetividad mía que no hace al trabajo en sí. Saltemos algunas páginas: "Aquí los hechos hablan con toda su triste y espantosa severidad. Solo la historia de la conquista de los mahometanos sobre la Grecia presenta ejemplos de una barbarización, de una destrucción tan rápida" (Ibid. 53). Como dije al principio, no voy a utilizar categorías conceptuales de la actualidad. No podría hablar de "islamofobia" pero sí de un pensamiento adverso para con el Islam. Es obvio que Sarmiento nutrió su inteligencia con textos europeos. Hay que ver en los libros que lo formaron como autodidacta un gran desconocimiento sobre la religión islámica. Los musulmanes no aceptan ser llamados "mahometanos". Pero podemos obviar esto considerando la época, la falta de información, lo difícil que era viajar, etc. Esto lo apunto a modo de curiosidad histórica y literaria.

         “Un soldado se complace en enseñar sus cicatrices; el gaucho las oculta y disimula cuando son de arma blanca, porque prueban su poca destreza, y Facundo, fiel a estas ideas de honor, jamás recordó la herida que Dávila le había abierto antes de morir” (Ibid, 71). Este pasaje es solo una muestra de la afición que tenían los gauchos por el cuchillo. Podría llenar carillas enteras con citas semejantes pero no alcanza el espacio. Lo cierto es que la idiosincrasia “cuchillera” persiste hoy en los modernos “tumberos” que son descendientes de los antiguos gauchos. La violencia es constantemente mostrada por Sarmiento en una escritura que no ahorra gotas de sangre cuan si tuviera por intención salpicar al lector. Los castigos corporales y las matanzas son los tópicos que hacen odiosos al Rosas y al Facundo sarmientinos. Los caudillos “sarmientizados”, si se me permite la expresión, se nos muestran como la “barbarie”. No es mi campo pero ya habrá alguien si ya no lo hubo que trace un paralelismo con el cine y la historieta. Como “carnada” de lectura la sangre es buena para cierta juventud que gusta de películas como las de Tarantino.


        Hácelos marchar y contramarchar toda la noche, hacer alto, alinearse, marchar de frente, de flanco. Es un cabo de instrucción que enseña a unos reclutas, y la vara del cabo anda por las cabezas de los torpes, por el pecho de los que no se alinean bien; ¿qué quieren?; ¡así se enseña! El día sobreviene; y los semblantes pálidos de los reclutas, su fatiga y extenuación revelan todo lo que se ha aprendido en la noche (Ibid. 73). 

         Sarmiento muestra a Facundo como un déspota que manda a los ciudadanos a hacer la “colimba” (valga el anacronismo). De todas formas gobiernos liberales, de inspiración sarmientina, son los que impusieron el Servicio Militar Obligatorio en la República Argentina. Paradójicamente, un gobierno liberal liderado por “el caudillo de las multinacionales”, destituyó el SMO. Curiosidades de nuestra personalidad histórica como pueblo que se muestran ya en el origen de nuestra literatura. Sigamos: …”y Rivadavia, residente entonces en Londres, estimuló a los empresarios a traer sus capitales a la República Argentina. Las minas de Famatina se prestaban a las grandes empresas”. Con estas coincidencias entre época y época se debe estimular la lectura de Facundo. Estas son las “curiosidades” con las cuales estimularía yo la lectura de este libro aunque Sarmiento no escribió pensando en lo que iría a significar la minería en la Argentina del siglo XXI ya que fue hombre de otra época (en ese momento se hablaba de Progreso y no de Greenpeace). Otro de los vicios nacionales es el juego y esto se lee muy bien en la obra descriptiva de Sarmiento: “¡El juego! Facundo tenía la rabia del juego” (Ibid. 74). En la misma página, un párrafo más abajo: “Pero Facundo jugaba con fondos ilimitados; no permitió jamás que nadie levantase de la mesa el dinero con que jugaba; no era posible dejar de jugar sin que él lo dispusiese; él jugaba cuarenta horas, y más; consecutivas...” En la página siguiente: “El juego fue pues, para Quiroga una diversión favorita y un sistema de expoliación”. Hoy en día el juego sigue siendo causa de ruina de muchos argentinos; al igual que en el Facundo de Sarmiento, el ciudadano recibe una paga por sus labores pero la pierde de inmediato a causa del nefasto vicio.


     A mi entender la más extravagante de las curiosidades del Facundo está en la descripción de las banderas rojas. El color rojo y el negro han sido utilizados por las ideologías más radicalizadas aunque antagónicas entre sí: Comunistas, anarquistas y nazis han utilizados los colores de la sangre y el luto. Sarmiento dice lo siguiente:

     Tengo a la vista un cuadro de las banderas de todas las naciones del mundo. Solo hai una europea culta, en que el colorado predomine, no obstante el oríjen bárbaro de sus pabellones. Pero hai otras coloradas; leo: Arjel-pabellon colorado con calavera i huesos. Túnez-pabellon colorado. Mogol id.-Turquia pabellon colorado con creciente-Marruecos, Japon, colorado con la cuchilla esterminadora. Siam, Surat, etc., lo mismo. (Sarmiento, 1874, 86).

       El “trapo rojo” consume algunos párrafos más en Facundo. Es un elemento que al día de hoy está muy presente en nuestra cultura actual. Basta con salir a la ruta o ir a un barrio periférico y ver las banderas del Gauchito Gil. El rojo es un color con vida propia y no es patrimonio exclusivo de nuestra facultad. En el contexto de la escritura de Sarmiento se hace mención a la Mazorca como hombres vestidos de rojo. Alguno podrá ver una forma primigenia de agrupación política sostenida por prebendas estatales. Lo mismo que otros podrán ver en los caudillos a “protopunteros” políticos. Eso no me interesa tanto como el hecho del brazalete rojo o los retratos de Rosas por todas partes. Este Rosas construido por la pluma de Sarmiento me hace recordar los totalitarismos del siglo pasado y su culto por la personalidad. En el libro está muy presente la idea del carácter individual como manifestación de la voluntad colectiva y el ambiente social. Espero no exagerar pero el Rosas que nos presenta Sarmiento tranquilamente puede traer a la mente reminiscencias hitlerianas ya que usualmente se dice que el pueblo alemán fue culpable de todo lo ocurrido al darle apoyo popular al que fuera su líder. Obviamente que existe el revisionismo histórico pero acá me limito al Rosas creado por nuestro escritor.

           “Hay más todavía: Facundo en persona vende camisas, enaguas de mujer, vestidos de niños; los despliega, los agita y enseña ante la muchedumbre” (Ibid,130). Sarmiento describe al líder político haciendo las veces de comerciante como algo ridículo. Muchos de nuestros políticos, sin distinción, se dedican a este tipo de cosas sin importar el qué dirán o, tal vez, pensando su acción como algo positivo. En fin, la política argentina no se inventó ni con Perón ni con Leandro Alem. Tampoco se inventó con Facundo. Simplemente yo tomo a Sarmiento para mostrar el posible origen de nuestras características como nación. Recomiendo totalmente la lectura del libro ya que la escritura del autor, al ser tan amplia en temas, termina arrojando elementos que al día de hoy son dignos de ser tenidos en cuenta.

Obras citadas:
-  Sarmiento, Domingo Faustino, 2005, Facundo, Bs. As., Bureau Editor.
- Sarmiento, Domingo F., 1874, Facundo o Civilización y barbarie en las pampas argentinas, Paris, Librería Hachette y Cia.

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