Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 12 de enero de 2015

Música de silencio

  


  Casi como una geometría de palabras. Todavía la recuerdo. Le veo el largo pelo negro y lacio en caída libre. La veo a ella en mis besos más lejanos. Pasaron nueve años. Pasó mucho tiempo. A riesgo de ser redundante, cito una frase de viejos: "Pasó mucha agua bajo el puente". Sí, y yo fui llevado por esa corriente. Me ahogué. O tal vez me colgué de la baranda del puente y ahí nomás mi cadáver dio en el río ante la mirada inexistente de las carretas. Todavía estoy mareado. No es que la tenga en colores pero hoy me vino. "Las segundas partes nunca fueron buenas". Claro que no. O tal vez a veces funciona pero a mí no me interesa. En el libro de las caras vi que estaba pero seguí de largo. Ya no me corresponde. Puede que nunca me haya correspondido. Quizás fue una excusa para adentrarme todavía más en las letras. Hay que escribir, hay que sumar. Algo va a quedar. No alcanzo a ver el sentido de mí en esta Argentina del 2015. ¿Qué hago acá? Estoy confundido. Creo que no pertenezco a la existencia. Soy ajeno a todo, incluso a lo ajeno. Vivo por fuera. No soy participe de nada. Cualquier burgués podría decir que soy un fracasado. En conclusión primera, no soy del mundo de esa musa temprana. Y digo "conclusión primera" porque voy a formular una serie de conjeturas más que balances finales. Ni sé lo que escribo. Es una marea de mierda lo mío, puro abono para el porvenir; porvenir que forzosamente tiene que venir si es que el Estado no lo confisca primero. De todas maneras voy a creer en lo venidero porque tengo que dibujar algunas líneas dignas de la atención universal, de la tensión emocional. ¿Cómo levantar la temperatura en verano? Pongo un par de tetas magnificas, pálidas y apetecibles y una cola cortada por una tanga perfecta en forma de "t" en la imaginación del hombre lector, todo un escándalo para la lectora que me tratará de machista y me insultará en un idioma inventado hace tres días. ¿Ya está el lío? Ahora el Papa Francisco puede estar contento ya que generé un disturbio de aquellos en las mentes que tengo cautivas en este preciso instante de ilusión, fantasmas y madrugadas que se lamentarán mañana por la mañana por el peso y el paso de la tormenta grande que apuñalará a Buenos Aires...

  Voy a la sensatez ya que el párrafo anterior es un adorno. La cosa es que estoy afuera del mundo. Soy un marginado, un inadaptado social, un loco, un perverso, un hijo de puta, un miserable, un ser despreciable, un criminal, un irresponsable, un terrorista, un conspirador, un idiota, un indigente, un problema, un vicioso, un depravado, un cero a la izquierda, un falso profeta y una mierda. Todo, todo, todo. Lodo, lodo, lodo. Me veo borroso, me veo borrándome cada vez que escribo. Porque vi que ella está más o menos igual pero con muchos kilómetros de penes en su interior. Diría yo que en alguna parte de su cuerpo se formó una autopista de miembros masculinos interconectados: algunos entraron por atrás, otros por adelante y unos cuantos ingresaron por vía oral. En un momento dado, se enredaron las viriles fortalezas y ahí quedó constituido el complejo lechero más grande de Sudamérica. ¿Me hubiera gustado ser obrero en esa magna obra de infraestructura? Se podría decir que soy ingeniero en esa construcción fálica pero más me gusta verme en la posición del escritor que camina por la Ciudad de Buenos Aires y que escribe y describe. Eso era más o menos lo que quería decir. Lo demás es relleno. Quería referirme a esa belleza ahora marcada por tatuajes; marcada por la vida, el dolor y los problemas.  

  No la quiero jorobar. No tiene sentido intentar hablarle. Yo no tengo nada para darle. Podría conversar pero ya está, ya fue. ¿Qué sentido tiene revivir historietas secundarias? Está todo perdido. Por lo menos eso diría ella. Yo soy hombre. Se me cortó la primavera que nunca tuve trabajando. La pasé mal. La señorita padeció lo suyo pero en un ambiente burgués. En todas las casas se cuecen habas pero ella ha comido rabas y  yo nada, no es lo mismo. Siempre estuvo en otra, Zona Norte. Yo, el idiota de Villa Lugano, acá en el Sur. Bien, gracias. ¿Qué nos queda? ¿La vida nos va a volver a cruzar? ¿Y por qué miro al pasado? ¿A qué se debe esta puta nostalgia? ¿Será que no tengo nada? ¿Será que nadie me espera? ¿Por qué ir atrás? Reconozco mis derrotas. Estoy al costado de todo. Quiero ir derechito pero no me dejan circular. Voy a pie como un pobre peregrino y llevo mis mundanas pertenencias al hombro. ¿Camino solo a la tumba? Estamos todos condenados a muerte. La cuestión es que algunos esperan la ejecución en compañía del amor. Yo voy boyando con la esperanza de que un cura venga a darme los últimos sacramentos antes de partir porque todos vamos a morir. Lo tengo claro. No está bueno ir por ahí solito. ¿Para qué tener pene si no se tiene lugar donde meterlo? ¿Y para que Dios nos dio corazón a los varones si no tenemos amor para hacerlo andar? Incertidumbres y falsas expectativas. No sé dónde voy a ir a parar. El futuro es incierto y el mundo es difícil, muy difícil. No hay certezas de ningún tipo excepto que sobran tipos y escasean las chicas. ¿Alguno quiere decirme algo? Pueden comentar.

  Ya es tarde. La perdí. Perdí mucho. Es posible que siga perdiendo. Sigo triste un derrotero de derrotas mil   y pocas victorias. Confieso que tengo mucho miedo. Todo el día tengo miedo. Soy un cobarde. Muchas veces se me pasó por lo más recóndito de mí la imagen mía con sudor en la frente y en la garganta y con la desesperación a flor de piel; solo frente al mundo, llorando de dolor ante la soledad, el vacío, las burlas, los gestos turbios y las turbas negras y envilecidas. Necesito un abrazo y una palabra de aliento de una mujer. Siento que valgo poco. Tengo la moral muy caída, estoy pasando un mal momento. Me gustaría sentirme un hombre genial. Por dentro estoy hecho polvo. Sufro mucho todo esto. Los lamentos que escribo no soy misoginia sino todo lo contrario: yo tengo en mucho a las chicas y mis muestras de despecho no hacen más que confirmarlo. Uno desea lo que no tiene. ¿Será que "donde existe una necesidad nace un derecho"? Puede ser. Así lo pienso y lo creo. Estoy en esa dirección. Sin embargo, esto no evita que la vida se me vaya encima muchas veces. Obvio que estoy con los humildes. Yo soy un desposeído del pecho. Me falta algo. El problema es que el Estado no me lo puede dar, por lo menos no el Estado de hoy, que no concibe la felicidad de sus ciudadanos en términos amorosos. ¿Qué más? ¿Qué más? Nada más. No me quedó nada. Llegué al punto de no poder continuar. El sueño me ganó. ¿Algo para terminar? Sí, tengo algo que decir: yo no voy a tirar la toalla. Voy a seguir peleando. En estas últimas frases se hizo en mí la fuerza que estaba reclamando. Voy a luchar hasta el final por ser enteramente feliz, por encontrar a mi media naranja y beberme su jugo. No me voy a entregar. En todo caso, venderé cara mi derrota. Y sino es con aquella, será con otra. ¿Se me va a dar? ¡Qué sé yo! Necesito que cambie mi suerte. Es duro transitar por este trance...

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