Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

viernes, 20 de marzo de 2015

La canción de la paz II (Esperanzas)



 Hoy también. Hoy también. El cielo se abre otra vez. El sol se va haciendo cada vez más verde y el mar me lleva el alma. Me siento mejor. Me siento bien. ¿Qué más puedo aportar en palabras cuando estoy obligado al silencio sobre lo que quiero decir? Tengo que relajarme, respirar hondo y abstraerme de este momento, ir más allá. Es bueno saber que estoy procediendo con rectitud. Digan lo que digan, voy por buen camino. Es verdad que corro gran peligro de caer pero por lo menos soy sincero y admito que tengo tendencia a tropezarme en determinados trances. Hago lo que puedo. Tengo miedo pero trato de ir hacia adelante con fe, con optimismo, con esperanza y con el naranja en el corazón (¡el tipo no podía con su genio!)...

  Ojalá pudiera llevarme la corriente y ahogarme en esos rayos de pura rebeldía. "¿Cuándo viene?", pregunta. "¿Qué cosa?", repregunta. No se puede decir más. Pongo palabras para tapar un silencio muy incómodo. No tengo el horizonte dominado. No llevo cuenta de los cielos, de las nubes o los caminos. Quiero pedir la muerte pero no me la dan. Quiero una muerte muy especial, digna de lo que alberga mi pecho. "De la abundancia del corazón habla la boca", dijo Jesús. Pero yo tengo vedado dar a luz mis abundancias. La escasez fingida es el desierto que me resguarda del exceso de civilización. El sol pega cada vez más fuerte y no alcanzo a devolverle los golpes. Todo por temer.

  Mi misión es no hacer nada. Me ordené a mí mismo abstenerme. Debo aguantar. Callarme. Tengo que marchar firme y no vacilar. No puedo temblar ni dejarme llevar. No hay margen para confusiones. La realidad es que las piedras siguen ahí, tan duras como nunca. Siempre lo mismo. O tiene que ser visto así por mi persona para que yo no equivoque los caminos. El tiempo debe esfumarse y el lugar no cuenta con permiso del destino para cambiar por una impronta mejor. ¿La intención mía es derrotarme? En absoluto. Sin embargo, los días van para años ajenos.

  ¿Qué podría salir mal? Mucho en principio. Pero confío en que la Divina Providencia me cubra. ¡Perdón! Corto todo. Disculpen el cambio abrupto pero pasó algo increíble: se paralizó todo mi mundo en una milésima de segundo ni bien menté la ocasión toda de este escrito. ¿Increíble, no? Pequeño milagro: la música dejó de sonar y el mundo se hizo ausente por una partícula de eternidad. Vamos bien. ¡Vamos que nos vamos!

  Quisiera que muchas cosas sean distintas. ¿Qué puedo hacer yo para cambiar todo esto? Por ahora nada. Lo único que tengo son estas esperanzas locas y lindas. Nada más. Descanso en paz. Llevo un cofre pequeñito colgado del cuello y lo abro con la llave del recuerdo y en él encuentro todo lo que me hace bien. Veo las aguas de lo imposible agitarse para trastornar el caos que ven mis ojos y hacer que todo resulte más ameno. No le puedo pedir más a la vida. No son migajas. Es un manjar exquisito. Tengo que aferrarme con devoción religiosa a mi tesoro y seguir llorando las noches en soledad pero con la certeza cierta de que alguna vez me completaré y llegaré a la plenitud que tanto anhelo. ¡Tengo tanto miedo!

     Lo único que tengo. Esperanzas que me hacen vivir cada día con energía a pesar del dolor, los golpes y los desgarros del fuego interno. Me pongo en posición fetal cuando estoy solo y lloro, lloro con toda la fuerza de la que soy capaz. O busco un rincón contra la pared, tirado ahí en la cama, y me prendo a mis ilusiones con salvajismo. Doy vueltas. Me abrazo a mí mismo con desesperación. Me agarro para no perderme en la caída de la muerte. Trato de aferrarme a la vida pero hay fuerzas que me tiran para el otro lado. Lucho con locura para quedarme. Y consigo que triunfe la vitalidad pese a todo. El sufrimiento interior es una manera triste de conocerse, de saberse vivo en medio de la sal. Bueno, no puedo mentir. Alrededor de mí están sucediendo cosas terribles pero estoy flotando en una nube. Debo confesar que soy feliz y que me estoy construyendo en medio de las ruinas de lo que nunca fue. Yo sé que voy a recibir una señal por todo este esfuerzo que hice por traducir la realidad al lenguaje de las imágenes. Doy fe de que va a llegar esa magnífica calma de una mañana de domingo sin preocupaciones y les juro, no va a hacer bajo tierra, en un cementerio. El sol va a salir para mí pero no ese del verano que me golpea por la calle sino ese amigo del invierno que acompaña con amor juvenil y fresco.

  ¿Voy a tener mi recompensa? Lo único que busco es un poco de paz. Cristo no puede abrazarme porque está crucificado. Sí, resucitó pero se fue arriba, así que es lo mismo para el caso. Estoy solo pero no tanto. Tengo mis ratos de nadar en océanos de sueños. Podría ser peor. Nada es tan malo. Por lo menos hay una esperanza. Los caminos pueden abrirse un día cualquiera. El Señor puede rajar a los piqueteros con sólo soplar. ¿Por qué será que Dios no permite que mi alma se separe veinte minutos de mi cuerpo para ir a arreglar algunas cosas? ¿No puedo jugar a cambiar algunas reglas del juego que me fue impuesto por nacer en un tiempo y lugar determinado? Quisiera saber el pensamiento del que puede darme el trabajo de mi vida. Quiero seducirlo, quedarme con el puesto e ir por la casa, el auto, los viajes y todo lo demás. Quiero cotizarme. Es una forma fina de evadir el quid de la cuestión. ¡Qué manera de delirar!

  Me estaba metiendo en un terreno difícil y salí. "¡Salí de ahí Maravilla!" No hay para mí posibilidad de retocar mucho que digamos. Estoy sometido a la dictadura de la espontaneidad. Tiene sus pro y sus contra. Lo importante es no hacer algo planificado del todo porque eso es excluir factores que para mí son importantes. No soy máquina. Hago letra de mis sensaciones. Así está bien. Además, yo me pago a mí mismo. Es lo que hay.

   Alguna mañana voy a ir a correr por los pastos otros. Todo va a salir bien. Mejor dicho, todo salió bien: conseguí el objetivo de escribir sin escribir y de decir sin decir. Permanecí en silencio escribiendo (conste que no vale hacer cosas como estas: ewfnfkgngnfklgnkfsngiknrigpijwepjjwtj430fsvkslwp30i303fjdjfkgjejqqjfnnsngvnnj vnnvnwjrjwpriwjpjopwpjfnfvnpwjfjjfjrfijwpojw0'i4ijjv   2uu40394u0439nnjdsjfjwijnjjj´´an iowejiwe. Así cualquiera consigue llenar páginas y simular una ficción o un texto que nunca escribió). Lo mío va más allá. Hay una clave para entenderme pero por ahora no la pienso decir. Lo siento pero eso es todo por hoy.

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