Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 3 de marzo de 2015

La vuelta

 

  
  A ella la conocí en una plaza del invierno porteño. Hacía frío, mucho frío. Estaba a punto de llover. El cielo era de un gris apagado y monótono. La única luz en esa tarde de Buenos Aires estaba en el celeste de esos ojos rebosantes de lágrimas. Me acerqué para consolarla. No sabía qué miércoles le pasaba pero bueno, acudí en su ayuda como buen caballero...

- Hola, discúlpame. ¿Te pasa algo? - 
- Flaco, no me jodas. Quiero estar sola. -
- Está bien, me voy. Perdón. No quería joderte.-

    Se la veía mal a la señorita pálida de pelo marrón y pechitos delicados. Las botas negras de caña larga y taco fino llevaban barro. Cero glamour. Era casi casi una mujer al natural: despeinada, triste, sin maquillaje. Pero era elegante en el vestir: estaba enteramente de negro. Se notaba que era alta. El pantalón de tela fina le marcaba unas piernas de por sí marcadas. Yo imaginé un culo impresionante pero me calmé porque estaba sentada y jamás se iba a levantar de esa postración. 
  
   Caminé algunos metros para dejarla en paz y olvidarme de la divinidad hecha mujer pero ella me gritó a lo lejos: "Flaco, no te vayas. Quiero hacerte una pregunta". Yo me acerqué tembloroso a su encuentro y me senté a su lado no sin antes pedir permiso. La miré directo a los ojos. Todavía lloraba un poco. El cuello lo tenía rígido por el dolor de vivir. El flequillo no podía ocultar la muerte que portaba en la piel. No estaba bien la pobrecita. 

- Bueno, te escucho.- 

     Me contó muchas cosas: me hablo de problemas personales, padres conflictivos, soledad, dificultades en lo laboral, frustración en relaciones amorosas. Era más o menos mi versión femenina. Una hija de lo que se ha dado en llamar "Posmodernidad". No sé qué mierda es eso pero se lee bien. Bueno, yo no dejé de contenerla. En un instante sublime, me encontré sosteniéndole la mano. Al tiempo, yo me puse a llorar y le dije que comprendía todo lo que le había tocado en suerte. Le confesé que nunca fui del todo feliz porque jamás encontré mi media naranja. Al rato me contó que siempre me veía pasar por ahí y que en todo momento le resulté "interesante". La verdad era esa: cada vez que pasé por esa plaza llena de verde y de naranja, le di mis ojos a los suyos con la pretensión secreta e incierta de hallarla alguna vez en mis brazos.

- Somos tal para cual, compañero.-
- Yo creo que es demasiado lindo para ser real. Capaz que esto es un sueño. A mí me cuesta creer. La vida es una mierda y nunca hay nada para mí. Lo único que tengo son laburos de cuarta, minas que no me dan bola, cero pesos en el bolsillo y la desgracia de vivir en Lugano 1 y 2 y que no me llamen de buenos trabajos por pensar que soy un negro chorro. -
- No digas más pavadas, Dios nos juntó. - 

    Cayó un chaparrón casi atómico. Nos mojamos los dos en un abrazo largo como el nudo de nuestras lenguas en boca de ambos. Un atardecer perfecto se empezaba a dibujar en los brazos de la naciente pareja. ¿Era verdad? Sólo tenemos el momento. No hay más nada. Lo que va a venir tal vez nos encuentre bajo tierra. Y lo que se fue, se fue. Ya nunca volverá. Tampoco se puede decir que seamos dueños del presente porque existe el mundo de los otros, que muchas veces puede conspirar contra la consumación de nuestra felicidad. Acusar recibo de la existencia de los demás nos puede granjear el mote de "paranoicos". Esa palabrita mágica es la cárcel perfecta del engaño para que permanezcamos con la guardia baja: confiar y confiar hasta que otro nos quite el amor, la alegría, la vida, el empleo, la casa, la libertad y hasta la dignidad de terminar en cristiana sepultura. Pero bueno, me olvidé por un instante de esos que quieren arrojar nuestra carne a los buitres...

  Yo lloraba. Tragaba el aire y la saliva dulce de sus besos entremezclada con mis lágrimas. Estaba excitado por tanto amor de golpe. Yo siempre supe que uno se enamora en un momento de vulnerabilidad. Hay que ser débil para entregarse a los brazos de los otros. La mujer emocionalmente fuerte se ama solamente a sí misma. En el hombre es igual. Pero la vida nace en la confusión: uno está solo; lo siente, sufre el golpe, mira a otra persona y se deja llevar. Ya no tiene las riendas de su destino. Es dejar pasar, dejarse hacer. Porque vamos a decir la verdad, ¿una linda castaña con el cielo en los ojos me daría bola a mí? Ahora dirán que soy inseguro pero bueno. Yo estoy seguro de que no saben nada de mi eterno fracasar en las relaciones...

  Todo muy lindo para ser verdad: no había drogadictos ni borrachos mendigando con falsas historias de prisiones y desalojos. Tampoco había viejos con miradas inquisitivas; nadie que acusara nuestra actividad romántica. Era todo perfecto, demasiado. Éramos los dos solos en esa placita de caminos naranjas y pastito verde claro. Los coches no pasaban. Los colectivos tampoco. El tiempo se había paralizado como ese cielo negro. No llovía más. El chaparrón duró un segundo pero nos mojó para toda la vida. Fue hermoso. 

   Y sí, algo tenía que pasar... Le toqué el cuello en una caricia muy tierna. Estaba muerta. No reaccionaba. Yo lloré más fuerte que nunca. Quise gritar su nombre pero no lo sabía. No sé si no me lo había dicho o yo no se lo había preguntado o si me lo olvidé. Llamé a la ambulancia con mi celular. Vino al instante. Me dijo el médico que no podía hacer nada. Quedé solo. Fue una desgracia. No me dejaron ir con ella. 

    Fui a la morgue del hospital. Al no saber su nombre, me quebré y conté la verdad. Se rieron de mí esos seres vestidos de blanco y de verde. No podían creer que tuviera tanta mala leche. Alguno insinuó una burla. Algo así de hacer el amor con un cadáver. Después me mostraron todos los cuerpos y me dijeron que no había ninguna piba blanca de ojos celestes y pelo castaño. Había dos chicas trigueñas fallecidas en "extrañas circunstancias". Después apareció un policía y me dijo que yo estaba fabulando. Me contó que me vieron hablar solo en la plaza y que mandaron a una ambulancia porque yo no paraba de gritar "te amo" y la gente creyó que yo estaba loco y que necesitaba pronta atención psiquiátrica... 

4 comentarios:

  1. Denevi dijo "La imaginación de quien escribe será luego la memoria de quien lea" y este relato ya quedó en mi memoria. Muy bueno, sobretodo me atrae esa atmosfera de soledad y melancolía en la cual me veo también ( y vivo).

    Te dejo un saludo y muy buenos tus posts, concuerdo en muchas cosas.

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    1. Muchas gracias. El elogio es desmedido, yo no merezco tanto. Pero te agradezco el mimo. Me hace bien eso. Uno es vanidoso pese a que la humildad sea un mandato moral. Ah, también te quería agradecer por la cita. Todos los días se aprende algo. Un abrazo grande.

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  2. Excelente. Me re metí con la historia

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    1. Muchas gracias pro leer y comentar. Me hace muy bien al alma que mi humilde obra te haya gustado. Te mando un fuerte abrazo y te deseo una excelente semana. Alan.

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