Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 16 de junio de 2015

Los cansados

 Es el naufragio de los que no tienen agua. Recuerdo solamente el fuego del otro día; la noche estrellada y llena de verdad. El encierro dobló todos los esfuerzos. Pero un pie aturdió la ventana. Tuve que emerger al mundo y sentir el frío caer sobre mí. Fue una experiencia de nervio puro y adrenalina sin par contagiada por una mirada de espejos vacíos. Me fugué de la realidad y el tiempo de la mano de ese pecado que es dejarse engañar, dejarse llevar. Volé, y eso que no había sacado pasaje. Las emociones me desbordaron y me encontré más arriba que nunca, casi pegado al sol, en una Buenos Aires muy lejana del amanecer y de la Argentina. Salí del orbe y esquivé el golpe duro de la luna. Por eso me hallé en el centro de la galaxia y ahí fue que mi narcisismo y mi vanidad me mataron. Fui un estúpido al creer que podía conquistar el universo. Es lógico lo que ocurrió después: mis alas se quemaron y descendí a las categorías más bajas del fútbol mundial. La policía entró para golpearme y mis jugadores, los pocos que tenía, corrieron despavoridos para calzarse la camiseta del equipo contrario. No se imaginan lo que padecí al ver mi boca ensangrentada por los puñetazos del arbitro. Los jinetes del espacio exterior giraban a mi alrededor como advirtiéndome que no comiera buzones pero no pude evitar empacharme con las cartas del Gobierno. Nadie me salvó de mí mismo. Lo confieso: soy un hijo de puta.

 Ahora estoy otra vez en circulación. Pero tengo miedo de perder nuevamente. Las sirenas suenan toda la noche y siento pánico porque la policía podría entrar en cualquier momento para matarme. No sé cómo hacer para alejarme de esta rutina de la no rutina. Anhelo, Dios mediante, salvar todo lo que tengo hasta ahora y acrecentar mi patrimonio afectivo. No acepto pérdidas de ningún tipo. Bastante con que tuve que padecer el descenso sólo por ser hincha de River. La angustia me carcome. Cada segundo que pasa es un amigo o enemigo potencial. Todo es incierto. Ya no tengo "La canción de la paz". Ahora es una música de la incertidumbre la que suena a mi alrededor. Es el momento de estar solo y enfrentar la vida sin más apoyo moral que el recuerdo, recuerdo inspirado por un motivo que también puede ser esperanza...

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