Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Sinsabores

  El que tuvo un mundo a favor y otro mundo en contra, ese puede tener el universo a sus pies. Digo lo que digo porque ando perdido en el mundo con la mirada dilatada a ambos lados de la vida. Veo la gente grande en sus gestos mezquinos, veo los globos que salen de las cabezas de millones. El gentío aplasta sus tripas contra las tripas de otros en las calles putas de una moral sin fondo y sin moral. Estoy atento a todo. Veo cómo el sol se funde y se hace uno en las veredas brillantes del Plata. No hay vidrieras. Solamente hay muros eternos y marcas de una configuración incalculable de la persona humana. Todo está embotado en una realidad sin pausa ni misericordia, como si Dios no existiera (el como si de nuestro tiempo consiste en fingir que no hay nada por arriba de nosotros). Nos hundimos en la nada, poco a poco. Pero el alma consigue salir de esa vanidad de marchitarse para mostrarse como una flor sensible al éter, al espacio y al rocío de la noche.

  Los vapores queman todos los motores del atardecer porque las fieras arrancan sus lechos de fierros retorcidos en trompadas calientes. Llueve el cielo para que se muera esa mujer, porque esa acera no es para él. No hay suicidios posibles cuando ni siquiera se está vivo. Todos se matan, todos se parten el cráneo contra otros cráneos. El cabezazo como forma atávica del suicidio. El instinto animal no es más que la explicación racional de la existencia del demonio en todos nosotros. ¿Y por qué será que en algún lugar se insinúan los misterios del campo sin haber salido del todo de la ciudad?

  Y pasa que en mis sueños se reconfigura todo el espacio urbano: los trenes arrollan las distancias infinitas para perderse en túneles de los cuales saldrán más airosos todavía. Los túneles corren como arterias llenas de sangre debajo de un cuerpo joven y bonito. El mundo está vivo en esa ciudad de ensueño que me construyo todas las noches. 

  Y bueno, hay veces que el sol se mezcla con la lluvia en un maná imposible de saborear para los negadores del espíritu. Nada se puede hacer salvo disfrutar con alegría inconmensurable ese plato supremo de esperanza celestial. Mientras sobre la fe, sobrará el aguante. Porque mejores días vendrán siempre y cuando aprendamos a vivir la vida con éxtasis y locura de misterio. Nuestro primer horizonte es siempre el más peligroso. Lo que está más allá nos dará la respuesta, todo aquello que va delante de la línea final de nuestros ojos contiene la verdad finita que nos llevará a rodar cada vez más lejos, cada vez más lejos...

  

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