Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 1 de junio de 2016

Confirmaciones





 Doctora: puede venir a curarme pero no a darme la eutanasia, eso no es medicina. A menos que haga del asesinato su forma de vida. Sería bueno que imite el ejemplo de la Madre Teresa de Calcuta, que amó a los pobres como a sí misma y le regaló dignidad a miles. Pero el modelo que usted sigue, lejos de ser el de Teresa, es el del tereso: el sorete que pisamos cuando vamos distraídos por ahí. Pensamos que trae buena suerte por fuerza de resignación y sabiduría popular pero bien sabemos que ahí hay algo podrido. Bueno, no quiero hablar más del personal de la salud por hoy. Estoy harto de los hospitales. Me atendiste para el carajo aunque no voy a dar detalles de tu mala praxis. Sólo aclaró que fue ayer. Fui con fiebre y me volví peor a casa. Tantos años de estudio para que resuelvan todo con ibuprofeno. No digo más porque sería comprometer a una institución muy importante para mí. Solamente pido que haya más vocación, más amor para con el prójimo. Si no quieren a los pacientes, estudien para contadores. No es justo que yo ahora arda como un horno pizzero porque no me supieron atender con un poco de esmero. Te echan de la guardia sin darte explicaciones y vos, con tu enfermedad a cuestas, en vano buscás un billete que no tenés para pegar la vuelta al hogar, amargo hogar obrero. Obra social no hay. Sólo dolor y calor en los testículos; sudor, delirio y alucinaciones. Justo, milagro de Dios, encontrás diez pesos en un bolsillo de las muchas camperas livianas que te echaste encima, no tenés para comprarte un abrigo como la gente, cargás la SUBE y te subís al primer bondi que milagrero pasa para salvarte. Y vas reseco de inmundicias e injusticias a pudrirte a tu rancho alejado, donde la vista de las mujeres de ojos celestes y verdes no es penetrada por la frágil condición humana del proletario. Para vos, amigo, no hay sol y playa; no hay auto, viajes en avión ni gusto de ningún tipo más que alguna paja furtiva en el baño, cuando nadie lo está usando. Sos del rioba donde los hijos vienen por docena pero estás solo porque sos muy feo: sos boliviano, ladrón, pardo, petiso, gordo,ojos achinados, pelo duro, cabeza de tortuga, olor a chivo. Nadie te quiere, ni siquiera tus paisanas, las cholitas. Ninguna blanca te va a amar nunca a menos que te hagas rico explotando a varios de los tuyos, bolita mío. La libertad de ellas para no acostarse con vos es, aunque no lo digan, la libertad para discriminarte y perpetuar el racismo de esta sociedad de mierda, la sociedad de la rubia que te dejó ir casi moribundo de ese lugar de enfermedad y miseria. La única que te queda es hablar con vos mismo como si fueras un otro, como si fueras lo que sos: un loco. O, por qué no, podés referirte a vos mismo en tercera persona para sentir que alguien te nombra, cosa negra sin nombre que anda perdida por las calles de Villa Celina. 

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