Final de epifanía: la contradicción de llegar al cielo por abajo y por arriba, relajado y con energía, blando y cafeína. Lejos, tan lejos que la vista ya no alcanza para ver el fuego de mis alas y el brillo de mis manos traductoras de delirios. ¿Estaré del otro lado de las nubes? No me veo. Y no vayan a decir que con la cabeza traspasé el culo de un ángel. Eso nunca. Además, si no me equivoco, los ángeles no tienen necesidad de hacer caca. Es sencillo: no me encuentro con la vista, no sé adónde estoy, no puedo mirarme. El extravío se hizo fuerte, la desviación del espacio y el aire se hizo tiempo prolongado de espera y extrañezas, lágrimas de una que jamás me quiso y chiste reproducido al por mayor por esos que no soportan el imperio sádico de mi mirada impúdica. No busquen ofertas en un espíritu que no se deja sobornar por las tentaciones putas y dicharacheras porque si no hay asfalto, lo hacemos. Si no hay amor, lo hacemos. Si no hay mujeres, las hacemos. Si no hay seguridad, la hacemos. Si no hay trabajo, lo hacemos. Si no hay café con la Virgen Atea, me deshago.
Yo soy feliz así. Vi pasar un avión y me acordé de esa morocha argentina, atea, no virgen y carita de traste y tetas de infarto que vive en ocasos repetidos pero perfectos, en formas austeras pero desobedientes, en el desborde de sensaciones varias y algunos tormentos inherentes a la suerte de todos, o casi todos. Al lado, un camino demasiado largo entre el campo, el sol y el desierto de cuerpos resecos por besos muertos. Cositas.
Hoy, hoy querido amigo, Alan no está. Se fue a llevarle las llaves a San Pedro. En un rato, si no se entretiene charlando por allá, va a venir con pan, vino, frutas, verduras, carne, leche, miel, azúcar, ropa, libros, perfumes y otras cositas más. San Pedro es un loco terrible, un amigo del Señor.
Y vos, árbol de Medio Oriente, sos un encanto de miradas, durezas, brillo, ahorcados, frondosidad, días, sonido y encantos. Sí, un encanto de encantos. Todo eso; todo lo que destaca, brilla, calma, hiere, da sombra, leña, tablas de madera, ramas, hojas, astillas, lapices, papel, aire y mucho más. Esta noche me dieron ganas de encadenarme a vos como un hippie para que nunca la motosierra del rico ose tocar tu corteza. Prefiero reciclar el mundo entero con tal de que los dientes de metal no te muerdan, tan bonito sos. Si pudiera, te plantaría en mi pecho para que nadie se atreva a arrancarte de la tierra. Aunque me cueste la vida, soy feliz en el otro mundo viendo cómo florecés sobre lo que queda de mi carne. De arriba, te haría llover la luz celeste.
Posdata: no existen los "micromachismos" sino el macrohembrismo, que miente, desinforma, tergiversa, exagera, deforma, esconde. Como si fuera poco, las piratas adictas al flujo menstrual preparan el asalto contra Buenos Aires para luego expandirse hacia todos los rincones de la Patria. Dios me libre y guarde de estas monstruas, que no monstruos, vomitadas por el mismísimo infierno. Ruego a la Virgen María que interceda por mí ante el Señor.
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