Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 13 de junio de 2016

Un mundo de mundos



 Es obvio que se puede realizar ese color brillante que ruge en tu imaginación, por supuesto que sí, ¿o hay algo que te impida alcanzar el furor de ver el mundo hecho por vos para todos? Las aristas están sujetas a la posibilidad de desvanecerse y perder su fuerza; los triángulos y las pirámides no están exentos de fundirse en una línea eléctrica conectada al corazón de los astros. Es factible representar muchas obras y obrar en el sentido de transformar los lagos y las nubes para encanto de los ojos cobardes y las mentes polvorientas. 

  En tu imaginación, y en la de todos, hay un caballo azul intenso que es capaz de transportar hasta la puerta de entrada del universo a quien lo acaricie. Sólo hay que verlo y darle cariño. Pero todos están empeñados en mirar hacia afuera. La vista puede invertirse y contemplar los jardines interiores, las flores que crecen fuertes en la mente para felicidad de los pájaros y las estatuas personales. 

  Ese fuego que quema los ojos debe hacerse luz que se filtra entre los cristales, luz que corre por los canales de circulación áurea, magia sagrada de un buen hacer, de un llevar lo intenso a lo mínimo, al rincón alejado y sensible donde se hace la inspiración, las voces, los poemas, las lunas transparentes y los árboles que naufragan inciertos en el espacio inverosímil del viento.

  Hay una convergencia de mundos en una ventana salpicada de luces, sensaciones, vacíos, asombros, infiernos, transformaciones, cerezas y extravíos desconcertantes. Es difícil hallar la mejor parte cuando los pasados y las visiones lejanas pujan por ganar su parcela del hoy, su apoteosis bajo un sol que vomita sudor y destierros a reinos sombríos, fugitivos de la vida y los íntimos anhelos de los que se marchitan a fuerza de obstinarse en supercherías. 

  Vos, bailando adentro de la lámpara de lava. La gestación es constante en ese útero de luces y movimientos. No estás, nunca estuviste. El mar no es tal si está encerrado. Por mucho que resplandezcan las ilusiones y los días se abran claros para los cerebros bien oxigenados de los pensantes y meditativos, lo que se ve no deja de ser parte de un gran artificio, ese que se construye de persona a persona, de boca en boca y de mirada en mirada como una red seductora que cruza tus piernas con sensualidad pero que en verdad corta la circulación. Sí, la circulación del caminante que al verte detiene su marcha y se marchita lentamente; se marchita por aborrecer la prohibición de tocarte, el castigo estúpido estipulado por besarte cuando tus labios dicen no, cuando tus labios se posan en la gran vanidad de otro individuo que tiene la suerte de constituirse en la fuerza de tus elogios. 

  El espacio social es una bolsa que al abrirla despide chispas y ruidos pequeños en todas las direcciones. El papel que escriben entre todos, la gran historia que nos atraviesa, puede verse reducido a un bollo en un cesto de basura cuando se despliega el mapa infinito del alma, con sus constelaciones y sus viajes cotidianos a esos mares azules de arriba poblados de estrellas, fuerzas fucsias, terrazas turquesas y trenes que van a ningún lado todas las noches.

  Vos, falso descanso de la escalera infinita, descanso al que no se puede volver porque los peldaños dejados atrás se pierden para siempre en la caída sin final, el vacío no tiene fondo. Abajo, vos. Sombra imaginaria, representación de una patria que no existe, de una lengua que no vale la pena aprender porque en la soledad hay solamente silencio e imágenes que hablan por sí solas. Es imposible regresar. 

  El verdadero infierno es ver y escuchar pero no poder hacer nada. El suicida se arrepiente de su pecado al descubrir que fue querido por muchos que no creía del lado de su corazón. Pero ya es tarde. El cajón se abrirá el último día del mundo o cuando alguien ose profanar lo que queda de un cuerpo separado del alma que lo supo gobernar en vida. Pero en la muerte, el que fue por propia voluntad a ese cuarto deberá soportar toda la eternidad el peso de su mala decisión, el dolor de que había algo preparado para él, una tarde plena de felicidad, verde, sensaciones en el aire y sonrisas multiplicadas por miles. Pero él decidió no esperar. Una vez que traspasó el umbral, un ángel lo torturó al mostrarle lo que pudo haber sido. Una señorita de ojos grises y cabellos rojos se abrazó a la lápida y lloró desconsolada por no haber amado al que lo necesitaba. Para ella también fue tarde: su vanidad la llevó a jugar con los sentimientos del otro sin saber que pueden existir urgencias en el sentir ajeno, temblores y escalofríos recurrentes. La belleza se olvidó del amor pese a haber tenido sentimientos, afinidades. Pero su hora ya pasó. La juventud se cree eterna, con todo el tiempo del mundo. Pero no todo el mundo maneja los mismos tiempos. Así como algunas controlan el reloj de arena y frotan sus labios contra él para sentir explosiones en la piel, otros son apuñalados por agujas que son vengativas de cada segundo que se va. He ahí la falta de entendimiento, el no diálogo que desemboca indefectiblemente en la morada del silencio imparable. 

 Vos, cielo falso, luz que ven los ciegos, fantasma que marcha contra el alma. Vos, nada. 

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