Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 14 de noviembre de 2016

Breve lectura sobre un texto de Junot Díaz



  Negocios es un texto que yo recomendaría. No digo que sea una obra que encierra un gran relato pero creo que, curiosamente, construye su grandeza en base a pequeños y grandes fracasos de los personajes: la inmigración a los Estados Unidos desde una república bananera, los problemas de adaptación a la cultura y el idioma en el país del Norte, los conflictos de pareja, las drogas, el alcohol, el machismo. Por dar un ejemplo concreto, "Ysrael", uno de los relatos que compone el libro, está lleno de morbo y pasiones execrables. Sin embargo, en la aventura de ver un espectáculo degradante, se esboza algo interesante, un viaje a los fenómenos del vacío tercermundista y las curiosidades innecesarias propias de los ociosos. Digo, jóvenes que no tienen nada que hacer, sin presente ni futuro, y que deciden deleitarse con miserias humanas. Décadas más tarde, se hablaría de bullying. 

  Dentro de esta narrativa de la decadencia, me gusta hablar en estos términos para la ocasión, "Instrucciones para citas con trigueñas, negras, blancas o mulatas" es, para mí, el mejor relato de Negocios, conocido como Drown en los medios de habla inglesa. "Instrucciones para" es una expresión bien del capitalismo, "de manual", nunca mejor dicho. Lo curioso es que no se trata de las instrucciones para armar una carpa o un mueble sino que se está ante un folleto ilustrativo que enseña cómo obtener citas con señoritas de distinto color de piel, como si fueran objetos. Las lecturas de corte feminista no son de mi agrado aunque en esta ocasión creo pertinente utilizar términos como "cosificación" ya que hay un dejo de alevosía por parte del yo poético, un yo poético que se hunde en la sociedad de consumo (el consumidor también se ve degradado, no solamente el objeto o el sujeto devenido en objeto). 

  Negocios revela página tras página ausencias originarias: el Estado, el padre, una posición socioeconómica buena, la escuela. Hay una serie de elementos ausentes, como los ya nombrados, que configuran o influyen en la formación de ciertas personalidades y en el auge de conflictos personales y, podría decirse, sociales. La violencia, las drogas, la promiscuidad sexual y la cárcel son, de alguna manera, los paliativos a eso que falta. Como consecuencias de esas crisis íntimas y comunitarias, el racismo, la rivalidad entre bandas, las armas. Puede decirse también que el automóvil emerge como el gran falo de la sociedad americana. 

  En síntesis, Negocios es un libro ameno para leer. Resulta entretenido pese a tener, quizás, un trasfondo pesimista. Pero son esas caídas cotidianas, esos conflictos de la comunidad emigrada, los que realzan la escritura de Junot Díaz y le dan una voz propia, lejos de lo que debería ser y muy cerca de lo que es, con toda la carga de crudo realismo que merecen el siglo pasado y el presente. Por lo menos así lo veo yo.  

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