Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

viernes, 11 de noviembre de 2016

Imaginaciones


  Imagino que otra vez hallo refugio en tu boca de paz y en las tardes de sosiego y alma compartida en mesa de promesas. Desligo tu imagen del pasado y te hago presente de mis angustias varias, de mis torturas cotidianas y dolores impuestos. Siempre me renuevo en la esperanza que me regalaste, en la vida que me devolviste. Entonces niego los cielos oscuros y me doy a los planetas que pintamos para salpicarnos de sol y de calles tan nuevas como viejas.

  Vos, en los detalles. Dios te puso enfrente para que no me vuelva ateo, sabia amiga. Hoy el ruido de una decadencia de otro siglo perfora el templo de mi yo pero me recubro en vos y me enciendo llama suave de un encanto que te inventaste para verme feliz.

  Voy, voy. Mendigo sin mendigar ese afecto que me diste, que me das mediado. No encuentro patios para que corran los mejores pensamientos. Detengo la caminata en el duelo y me mancho en la insensatez de sonsacarle una sonrisa a una rubia ojos para la envidia que fue inventada para otro. Nunca me quitaste libertad sino clavos y cadenas pero me confieso rentado de las ninfas otras, mercenario me hago de esas miradas de firmamento despejado y timidez. No lo digo con culpa sino con desespero: los acontecimientos me arrojaron a los pies del abandono y la pobreza de orgullo y dignidad. Indigente soy ante las caricias nunca prodigadas y los besos postergados al infierno. En esas sutilezas torpes, entre afectaciones fingidas y juegos juveniles, reconozco que soy un tarado total, record mundial. Lo bueno es que, milagro la ceguera ajena, de nadie es advertido mi mal andar, mis pasos cargados de oprobio y pesar mas nunca besar.

  Hago para que vivan de mi muerte. Veo mi carne como comida de futuros. Me sacrifico por otros. No hay descanso. Me despiertan las fatigas siempre y en todo lugar. La vida es vigilia excepto cuando me escapo a vos, a las charlas que nos supimos conquistar para que no nos doblegue el mundo de los que matan por paz, los mismos que matan por pan.

  Vivo. Me planto en lo hondo de las oraciones sin viento. Se me pone la piel de gallina. Lloro y yoro. Yo. No hay otros. Se suicidaron. Me siento solo y desnudo. Junto rostro, brazos y rodillas. Persigo mi calor. Dios se compadece y me habla un lenguaje de palpitaciones, reconocimientos y asombros. El Señor me consuela. Me hago enorme en mi pequeñez.

  Aguardo por verte. Tal vez lo consiga. Lo quiero con todo yo. El resto, la aldea global, mata y cambia, mata y cambia. Creo haberlo dicho: camino las noches en calles poco transitadas y me desespero por llegar. Intuyo que no ando tan lejos. Creo que alguna vez voy a pasar enfrente de una casa donde alguien me reciba, alguien que me ame y que me perdone por todo el mal que nunca hice. Me voy a sentar a la mesa y me va a preguntar lo que siento. Cansado. Voy a llorar. Me va a acariciar. Afuera, el invierno neoliberal ajustando contra la ventana. Ella toda piedad, bienestar en los pechos. La calma  luego de caminar invisible la ciudad. Entonces voy a descansar en paz, para siempre, sin sombras ya de desamparos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario