El
dilema que tengo desde antiguo: hacerme un hombre muy duro para que el mundo me
parezca un lugar blando o, tomar todas las cosas y ablandarlas a mi antojo.
Parece difícil que el conjunto de urbes ceda bajo mis pies y se haga viva
imagen de la hierba que crece allá lejos. Entonces, encerrado de facto entre
los muros de una condición determinada, camino a paso firme con el propósito
imperturbable de no perder ante lo duro de los monumentos no declarados: el
entorno ha erigido templos que son tales solamente para los creyentes más
fieles. Para los más, se trata meramente del paisaje de la ciudad.
Grande estruendo se oye: el paso firme de un dios, de muchos dioses. Un dios de
muchos dioses. Lo que no es cercanías son distancias. Los caballos pasan
y arrojan pestífero aliento para burla de los que miran el desfile con asombro
y envidia. El humo cubre la tierra, las lágrimas se guardan en un frasco y los
mañanas se postergan mil y mil veces hasta que el olvido gana burda
perseverancia.
Allá, sombras. El poeta muere un poco cada día para tener una muy otra vida en
tardes de cristal y papel, posteridad dicen las lenguas amaestradas. Un
silencio superficial secunda todas estas intenciones cuando las horas parecen
triunfar en desidia, negación y sacrificios rendidos a ningún dios. Vanidad.
Finalmente, o mejor dicho, en primer lugar, cabe albergar algún despertar
último para justificación de tamañas erraduras. La erraduría es una ciencia que
pocos dominan. Lo importante es no tomar la parte por el todo, no creer que hoy
es siempre y que estamos condenados a la repetición perpetua de estos segundos
que pasarán como un trago amargo. En dos copas entra todo el cielo del mundo.
El desafío es conservar la firmeza, esquivar las miradas y llegar, aunque más
no sea casi muerto, a esa cita tan especial con la vida, en la plaza donde mora
el sol. Aunque las calles se presenten como infranqueables montañas puestas de
costado, es necesario escalar las turbas del horizonte con la vista y con los
pies para ganar un sitio protegido de toda perturbación.
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