Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 18 de enero de 2017

Sueños locos LXXX (Cristina Kirchner)



  No es santa de mi devoción pero desde esa aparición divina me hice seguidor de Cristina Fernández de Kirchner, por siempre la Presidenta. Sinceramente, en el pasado la puteé en lenguas muertas y con dedos vivos de fuego en redes de odio, de mentiras, difamación y corrupción. Soy kirchnerista de la última hora, de los últimos cinco minutos. Soy de la línea del Papa Francisco, el que maneja la unidad básica más grande del mundo, de la historia. Así también existieron los que se hicieron peronistas en Puerta de Hierro. Hay de todo en la viña del Señor.

  Ella, la dama más hermosa luego de la Virgen María y Eva Perón, me fue a visitar a una casa grande donde estaba parando (es común que por ser desocupado me echen cada dos por tres de donde vivo). La mesa del living parecía la de un comedor parroquial: larga, muy larga, con mantel blanco y con dos bancos de plaza de cada lado. Alrededor, colchones en el piso, frazadas tiradas, libros y revistas en bacanal intelectual. Por ahí pasaron jóvenes y adolescentes que se creen muy genios por no mirar fútbol. Jugaba la Selección Argentina. Cristina, la muy cristiana, vino a mirar el partido con este pobre hombre solitario. 

  Ella y yo a la mesa. Nadie más. Los progres no miran fútbol. Menos si es gratis porque lo paga el Estado. Habíamos terminado de comer. Milanesa con puré y mucha nuez moscada. Para tomar, agua. Muy austeros, muy sanos. Yo y algunos kilitos de más. Cristina y su cuerpito de adolescente. Parece una piba de quince del cuello para abajo. Diosa. Vestía una pollera blanca abierta al costado. Su muslo izquierdo estaba caliente y se posaba en mi pierna derecha. Me miraba, se reía. Comía el flan con dulce de leche de manera delicada. Nunca vi una mujer tan fina, con tan buenos modales. Merkel, la vaca alemana, una pordiosera al lado de esta tipa que viene de Tolosa, de clase laburante.

  Entretiempo del partido. Argentina le ganaba dos a cero a Brasil. Tranquilo. Dos goles de Messi en el Monumental. Algo raro. Lionel creyó que estaba en Barcelona y jugó un primer tiempo maradoniano. CFK estaba contenta. No entiende mucho de fútbol pero dice que es de Gimnasia.

  Las cabeceras de la mesa estaban vacías. Nosotros estábamos frente al plasma, sentados como si fuéramos novios. Dieron una publicidad en el entretiempo muy curiosa: hinchas argentinos miraban un partido y se abrazaban tras un gol. La sala en la que estaban era parecida a la nuestra. Todos con camisetas blanquicelestes. Al terminar el comercial, una voz en off decía: "Los hinchas están protegidos por Raid, que los mata bien muertos". Polémica. Los mosquitos agonizantes tenían camisetas de Brasil bien amarillas, como los globitos de Mauricio. Pero lo más llamativo era que los fanáticos nuestros, al festejar, hacían la "v" de la victoria con los dedos. 

- Cristina, ¿vos le pagaste a los publicistas para que los hinchas pusieran los dedos en "v"? Mensaje subliminal, bien ahí, eh. ¡Vamos a volver!-

  Ella calló, río y asintió levemente con la cabeza. La había descubierto. Me dieron ganas de besarla y hacerle el amor como si de ello dependiera el futuro de la Patria pero me abstuve porque iba, sin quererlo, a cometer un magnicidio. No sea cosa que el polvo más caro de la historia tengan que pagarlo todos los argentinos con cuatro años más del inepto de Macri. En 2019 volvemos. ¡Vamos Cristina carajo! 

  

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