A continuación, comparto una serie de textos que subí en referencia a un intento de robo que padecí en los últimos días.
1) Recién me salvé de milagro de que me maten. Lugano 1 y 2 de noche es tierra de nadie, otra vez. Gracias, Macri. Gracias también a Rodríguez Berreta. Tanto traspaso de la policía en vano. Bueno, volvía de la facu y me bajé del 141 en el mismo lugar de siempre: Soldado de la Frontera casi Roca. Escuché que de atrás venía una moto, del lado de Coto para los que conocen. El caballo de metal iba a una velocidad infernal. El jinete y su acompañante se dispusieron hacia mí. Anticipé la jugada: caminé unos metros por adentro del boulevard, como yendo hacia la mano contraria. Ruido más ruido: ¡ñum, ñum, ñum! Tuercen hacia la derecha, calle Racedo. Hacen cincuenta metros pero vuelven por la misma a contramano. Yo los sentí venir, pero cuando miré, tenía a los dos cacos frente a mí. Se detuvieron menos de un segundo, casi en el momento en que iba a perderme en la curva de fondo de los monoblocks. Creí que el ladri de la parte de atrás iba a sacar un arma para dispararme una bala mortal al pecho. Sin embargo, convenció al chófer para seguir en su raid satánico. Me costó entender su media lengua de víbora pero intuí algo así como un "¡no puedo!" o semejante. A pesar del casco, creo saber quién es. A su vez, si es el personaje que imagino, me conoce bien. Es un pibe pesado, que ha matado dos o tres veces, que estuvo preso. Un tesoro de la "década ganada". Nos criamos en el mismo lugar, fuimos a la misma escuela, tuvimos la misma suerte. La diferencia es que mi superioridad moral me mantuvo lejos de la mala vida. No puedo escribir mucho. Fueron menos de diez segundos en los que podría haber resultado gravemente herido. Lo peor de todo es que luego de que los motochorros se fueran, empezaron a sonar fuerte los silbidos: es un código del barrio por el cual se comunican entre sí los pandilleros. Si estás adentro del "Uno y Dos" y sentís el "fi, fi, fi", es porque sos boleta, amigo. Te la van a dar. Cien metros más adelante, encaré para mi casa y volví a ver al Ghost Rider de la Comuna 8: estaba rodeado de ocho tumbas que te tumban y que te mandan a la tumba, machos malos que te cagan a palos, machos locos que te matan poco a poco. Suena raro pero no pasó nada pese a su evidente superioridad númerica en contraste a mi solitaria humanidad. Entiendo que me reconocieron o que supieron, por mi aspecto paupérrimo, que poca cosa podrían obtener de mí. Demasiadas palabras. Lo importante es darle gracias al Señor y a la Santa Virgen por estar vivo, siempre con fe, con esperanza, combatiendo al capital de los pibes que usan marca Nike. Les digo algo: ningún negrito me va a matar, ni en Buenos Aires ni en la Provincia de Santa Fe. Cuando me llegue la hora, será un árabe o un inglés el que me mande a ver a Jesús, mi amigazo. Humillante es que te mate uno de estos mequetrefes amparados por los Derechos Humanos, la izquierda, el kirchnerismo y la inoperancia del macrismo.
2) Quiero contar otro
episodio de la maldita inseguridad en Lugano 1 y 2, en los tiempos del falso
derechista de Macri: domingo por la noche, cerca de las 23 horas, volvía con un
triste amigo bostero de la zona de Piedrabuena, bravo barrio de monoblocks pegado
a Ciudad Oculta y otras villas peligrosas. Obviamente, íbamos a pie. Los
colectivos no transitan por esas zonas en horas sin sol. Pasamos al ladito de
la Inta, donde la otra vez se suicidó el chorrito cagón que había afanado un
BMW en Flores, el mismo pibe en cuyo honor un "alto negro cumbiero"
disparó al aire. Bueno, ingresamos por Soldado de la Frontera, cerca de la
Comisaría 52. Sonó el temible "fi, fi, fi". El chiflido es siempre
mala señal en "Uno y Dos". Miré hacia mi derecha y, en medio de las
galerías y las columnas que sostienen las entradas de los edificios
despintados, un pibe chorro pasó corriendo a toda velocidad y manoteó su lado
derecho como si tuviera un arma. Varios prefectos bajaron de la camioneta
pistola en mano y fueron tras él. Un poco lentos, bastante entraditos en carnes
los amigos de Aquaman. No sé si luego pudieron aprehender al amigacho de Satán
pero sí vi que rodearon un Fiat Palio negro. Comenzaron a requisar con
linternas. Creo que el vehículo tenía pedido de captura. Fue todo muy rápido,
muy raro.
3) Ah, les cuento el
tercer y último hecho de inseguridad que he padecido en las últimas 24 horas,
cuan si mi vida fuera una serie de acción. Tenía que levantarme a las siete de
la mañana de este lunes que pasó para ir a trabajar. Como amo mi trabajo y me
genera ansiedad y entusiasmo, estaba despierto desde las seis. No podía dormir.
Intentaba y daba vueltas pero nada. Tampoco quería salir antes de la camita.
Pero los idilios con la almohada duran menos que el amor de una novia:
escuché tres disparos y oí sirenas de patrulleros. Me dirigí a la ventana lleno
de curiosidad y vi móviles de Prefectura y Policía de la Ciudad y dos motitos
de los aquamanes. No entendí bien qué pasó. Minutos después, vislumbré a los
chacalazos de la ley bien de cerca porque fui a tomar el colectivo para empezar
mi día. Por lo menos el quilombo se dio antes de que yo saliera. Sin embargo,
como han podido leer en mi Muro de los Lamentos, a la noche habría de sufrir un
percance mandado por Satán, mi enemigo eterno...
4) Si me toca un tiro,
quiero que sea a la cabeza o al pecho. Me gustaría morir ahí, que se acabe todo
y que Dios me reciba con misericordia del otro lado. Mi mayor temor es recibir
un disparo en la espalda y quedar en silla de ruedas. Mi madre es enfermera de
un hospital de rehabilitación, donde hay varios que terminaron postrados por
armas de fuego, tanto ladrones heridos por la policía como víctimas de la
inseguridad. No quiero terminar así yo, que tanto amo salir a correr y a
caminar, que disfruto de cada paso que doy como si fuera un niño que recién se
echa a andar el mundo.
5) Luego de haber leído
todos los últimos posteos en los que hablo sobre tres hechos de inseguridad que
padecí en las últimas 24 horas, deseo que puedan comprender más y mejor mi
forma de ser: siempre fui consciente de la brevedad de la vida y del absurdo
del mundo. Por eso mismo, y del mismo modo en que siempre lo hice, seguiré
viviendo lleno de felicidad, sin límites burgueses ni moralina de fariseos.
Creo que originalmente lo dijo Sandro, luego lo citó mi amigo Daniel Scioli: "Puedo
perder la vida pero la vida no me la pierdo". Desconozco el autor de frase
tan maravillosa. Lo importante es ese mensaje hermoso y vivo de emoción. Nunca
me importó la opinión ajena: me cago en lo que dice mi familia y los que se
dicen mis amigos. Me da igual ser la oveja negra. Yo voy a seguir diciendo todo
lo que pienso, con la verdad para adelante. Quien quiera oír, que oiga. Si me
gusta una chica que vi por ahí, lo voy a gritar a los cuatro vientos. Y si me
explotan los huevos por una mujer que pasó por allá a lo lejos, también lo voy
a lanzar al fuego del aire. Ahora sí, totalmente recargado y políticamente
incorrecto hasta el final. Contra todo y contra todos. ¡Viva Perón carajo!
6) Siempre dije lo mismo
con respecto al delito y a Lugano: inseguridad hay en todos lados, pero si
vivís en un barrio bien, tipo Caballito, la policía saca a los chorros a los
palazos o a los tiros y no aparecen por largo tiempo. Acá, en cambio, las cacos
son vecinos tuyos, siempre van a estar. Incluso se van a reproducir. Es decir,
sí; como dije al principio: "Inseguridad hay en todos lados", pero la
diferencia entre zona y zona es enorme. Sin ir muy lejos, tengo tres vecinos o
más que fueron muertos por los azules y unos cuantos que están guardados o que
estuvieron en ese agujero donde se rompen los agujeros mutuamente. Hay varios
asesinos y eh amigos de lo ajeno alrededor de este noble repulgue servidor de
la civilización, que con fe, con esperanza, lucha contra la barbarie y el
capital de los pibes Nike.
7) Ah, esa de asociar
pobreza con delito conmigo no va, eh: crecí acá, en estos monoblocks de mierda,
y jamás le zarpé nada a nadie ni anduve de pistolero fatal de los barrios. Y
pasé hambre, dormí en la calle, me han rajado, pegado, insultado, maltratado y
yo, un señorito inglés que siempre intentó trabajar y estudiar pese a la
miseria del kirchnerismo, la desocupación, la precarización, la explotación y
el maldito elitismo burgués de la UBA, una universidad para blancos de Palermo
y Caballito. Yo me la banqué, viejo, porque tengo dos huevos de Pascua grandes
como los de toro, bien llenos de leche. Fui a una de las universidades más
prestigiosas del mundo y estudié una carrera hecha para boludxs que fueron a
Francia y a Nueva York y que escriben todo así a lo posmo progre
"todes" que toman Toddy pero no hacen petes por el heteropatriarcado
del ojete. ¡Viva Perón carajo! ¡Aguante Daniel Scioli! Con más fe y esperanza
que nunca. Dios me salvó anoche para que yo castigue con vara de hierro la
herejía trosko-macrista, última inventiva de Satán contra la Argentina, nación
que, al decir del gran Duhalde, "está condenada al éxito".
8) Los motochorros son el
delivery de Satanás: te llevan una muerte violenta estés donde estés.
9) No me han podido bajar
los motochorros de Santa Fe ni los de acá, esos del Conurmalo y zonas
marginales de CABA. Amigachos enfierrados del mismo Satán. Ojalá tenga alguna
vez la oportunidad de enfrentarlos en el uno contra uno, mano a mano a pelear
hasta el final, hasta que salga el sol y la mañana se haga otra vez con sus
señoritas bonitas alrededor. Juro ante Dios nuestro Señor que pelearé con valor
hasta lo último, así la vida se me vaya en ello. Podré morir en combate pero no
me iré sin llevarme conmigo al malhechor. Obvio que voy a ir al cielo por todo
lo que me ha tocado sufrir en esta puta vida. Pero antes de encontrarme con
Jesús, me aseguraré de depositar el alma de mi enemigo en el infierno, donde
será el llanto y el crujir de dientes. Nah, soy buenito. Lo voy a dejar un día
nomás que se cocine un poquito (no olviden que, según la Biblia, un día para
Dios son como mil años y mil años, como un día; fíjense en 2 Pedro 3:8). Luego
lo voy a ir a buscar. Yo soy un buen tipo. Soy un amigazo de Cristo, que vive y
reina junto al Padre en la Unidad del Espíritu Santo por los siglos de los
siglos, amén.
10) Dicen que la tercera es la vencida. Tres hechos policiales en las últimas 24 horas y sigo vivo. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. A mí me tiran tiros, puñaladas, trompadas, patadas y me vuelvo más fuerte. Ahora, si una chica linda me tira la goma, quedo todo débil tirado por ahí luego de casi cinco años sin sexo. Una cosa de locos, che. ¡Qué lo tiró!
11) Me cuesta dormir a
sabiendas de que estoy vivo de milagro. Siento todo esto como un tiempo extra.
La ansiedad ha tomado mi cuerpo, mi cabeza, mi corazón. Me siento más vivo que
nunca. Creo que recurriré al ansiolítico natural que se aplica con un masaje
(?)
12) Lo que no te mata te
deja en silla de ruedas.
13) El fracaso estrepitoso
e indudable del kirchnerismo y de su fase superior, el macrismo, se ve
reflejado en los rostros pardos de los "¡eh amigo, ¿no tene' una
moneda?" Esos son hijos bobos de la "década ganada". Hablando
con más seriedad, esos bolsones de pobreza estructural jamás fueron debidamente
abordados. El Estado, si interviene, lo hace en forma de policía. Ahí no hubo
inclusión, empleo, educación ni nada. Son animales montados en zapatillas Nike.
Por culpa de ese cuadro lamentable que se ve en todas las ciudades de la
Argentina, se trate de Mar del Plata, Buenos Aires, Rosario, Rafaela o Córdoba,
es que ganó Macri, que tampoco va a hacer mucho al respecto. Téngase presente.
14) No estoy a favor del
servicio militar obligatorio. Me permito una falacia de autoridad: ya lo
desestimó Aldo Rico, que algo sabe del tema Ejército. Creo que nuestras
vapuleadas Fuerzas Armadas no están para devenir en reformatorios o colegios
pupilos tardíos. Me gustaría que tengamos gente de armas profesional,
instruida, bien formada y mejor remunerada. Todos estos puntos no obstan para
que desarrolle la siguiente reflexión: si muchos piden el regreso de la colimba
es porque todas las instituciones de la Argentina han fracasado: familia,
barrio, Iglesia, escuela, clubes, sindicatos, empresas, partidos políticos,
ong's, universidades. Piensen por qué hay tanta desesperación que se busca
cualquier cosa para contener a la juventud. ¿Qué propondría yo? Un pacto social
serio que nos incluya a todos en actos y no en chamuyos. Algo así como por
ejemplo: "Usted, señor sindicalista, no quiera lucrar con los nuevos
afiliados. Quédese con lo que ya tiene que no le haré causa alguna. Pero deje
de robar por dos años así el país se desarrolla un poquito". Acto seguido,
en la misma mesa de negociaciones, "y usted, Don Empresaurio, tenga a bien
dar un poquito de trabajo que yo le garantizo que no gravaré con impuestos a
los nuevos que tome, lo eximiré de aportes patronales. No le pido que les dé
laburos fatales a los pibes. Deles aunque sea cuatro horitas por día como para
que hagan algo." En esa charla multisectorial, dice el Presidente de
turno: "Y nosotros, políticos, hace más de doscientos años que robamos.
Robemos, pero un poco menos, así somos como los Estados Unidos o algún otro
país mafioso pero bien puesto". Y para la Iglesia, lo siguiente:
"Ustedes dicen defender el mensaje del Evangelio pero las parroquias
parecen asociaciones ilícitas. Den un poquito más a los demás y exijan un
poquito menos y van a ver cómo Dios os dará todo por añadidura".
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