Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 1 de agosto de 2017

Sueños locos C (La rubia de Chetópolis)



 Hace nada más que unos pocos días, me ocurrió algo muy curioso: una rubia preciosa me tomó del brazo de la nada, como si yo fuera su novio. Esto sucedió mientras yo cruzaba el puente peatonal sobre la autopista, a eso de las seis de la mañana. "Perdón que me tomé así de vos, pero le tengo vértigo a las alturas. ¿No te molesta, no?"  Yo, ni lento ni perezoso, "al contrario, señorita. Me siento feliz de pasearme con una modelo como vos". Río con ganas, no dejaba de mirarme a los ojos. La verdad es que huía la vista del tráfico de allá abajo, no era tanto que podía sentir atracción por este servidor. La gringa me contó, al llegar al otro lado, que vive en las afueras de Buenos Aires, en una zona semirural. Ese lugar que me dijo, que no voy a nombrar por reserva, está poblado por descendientes de alemanes lecheros. Hay colonias por allí de gente que uno consideraría bella, a juzgar por los estándares arios que manejamos en cuanto a la estética. Porque, a decir las cosas tal cual son, Hitler ganó la guerra. De ahí el mundo bravo que tenemos de europeas platinadas, varones con cuerpos perfectos y toda la exaltación de la inteligencia y la fuerza que vienen de arcaicos tiempos.

  Me la volví a cruzar a la rubia, en Chetópolis, claro. Se encontraba delante de todo, sobre la entrada que da a Acceso Norte, donde están las fuentes gigantes de aguas danzantes y la pista de hielo de Mickey Mouse. Lloraba desconsoladamente, tenía una bebé en brazos que era ella en miniatura.

- Mi marido se quedó sin trabajo y se suicidó. Todo por culpa del hijo de puta de Macri. No sé qué hacer. Lo que gano acá no me alcanza para nada. Encima, mis viejos son jubilados y están medio enfermos. No doy más. Creo que voy a salir a robar o voy a alquilar la concha. No me mato por mi hija, si no... -

- Quédate tranquila que yo te voy a ayudar en lo que pueda. No estás sola. Hay mucha gente en el parque que te quiere. Entre todos, te vamos a comprar pañales, leche y todo lo que te haga falta. A la gente sólo la ayuda la gente. Si no nos damos una mano entre nosotros, los de abajo, nos comen los piojos. Lamento lo de tu marido, pero tenés que salir adelante por ella. ¿Cómo se llama este ángel? -

- María Belén, el nombre que le puso el papá. -

  Al decir lo último, volvió a romper en llanto. Dejé que apoye su cabeza en mi hombro. Luego de casi veinte minutos de inundación lagrimal, la llevé al Hard Rock Café a tomar algo caliente, hacía frío. Me daba lástima dejarla en ese estado. Desde esa tarde, todos los días fui conversando con ella: le preguntaba por la nena, por si necesitaba algo, si quería que la acompañe a algún lado, etcétera. Le conté a mi madre lo que pasó y ella se ofreció a cuidar a la criatura. La mamá, reticente al principio, terminó aceptando, visto y considerando que sus papás estaban jubilados y algo viejos como para andar de abuelos full time. Mi vieja le tomó gran cariño a la muñequita. Al tiempo, la viuda me tomó mucho afecto a mí. No voy a mentir: al día de hoy, que sigue conmigo, siento un poco como que me abusé de la situación. 

  La primera vez que nos vimos, ahí sobre el puente peatonal, pude haberle pedido el teléfono so pretexto de ayudarla con sus problemas de vértigo pero no lo hice porque no me gusta abusar de personas en situación de vulnerabilidad. Ahora, en un contexto infinitamente peor, terminé convertido en un buitre, eso no me deja dormir. "Alan, si yo te elegí es por algo. Lamento lo de mi marido pero ahora estamos juntos. La vida sigue y hay que mirar hacia adelante". Mucha gente me dice lo mismo. No sé qué más pensar. Siento cómo el difunto me mueve la cama cada noche. Tal vez sea locura mía pero lo vivo así. Trato de no contarlo porque enseguida me quieren mandar al psicólogo, cosa que aborrezco porque los psicobolches no son santos de mi devoción, bastante que estudié Letras en Puan para devenir empleado multiuso del Disney argentino.

  Lo que más me duele de todo es que hay miles y hasta millones de personas en la misma situación que mi novia. La diferencia es que ella, mal que mal, por entrar dentro de los parámetros de la raza aria, tuvo oportunidades que el resto no: un empleo, una suegra bien predispuesta, un muchacho trabajador como yo. Es más, hasta podría salir con mejores partidos que uno, no hace falta mucho para eso. A pesar de todo, dos Barbies tienen más chances de sobrevivir que un indiecito tipo Zamba, del cual nadie se acuerda. Hitler ganó la guerra. Heil Führer!      

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