Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 11 de septiembre de 2017

Sueños locos CV (Juan José Sebreli)



 Yo trabajo todo el día en un supermercado, soy gerente. Casi que no me entero de nada de lo que pasa allá afuera. Puede pasar por el Coto cualquier personaje que no lo voy a reconocer. No sé nada. Soy como un chino, pero argentino (suena raro, pero sí: laburo de sol a sol, como un chinito, a cambio de unos cuantos platos de arroz y algunos asados mes a mes). Perdón que la haga larga, pero resulta que la otra vez hablé con un tal Juan José Sebreli. Le conté del suceso a algunos y me dijeron que era un boludo, que no podía no conocer a ese "gran intelectual". Qué sé yo. Uno agacha la cabeza y la yuga nomás. A duras penas si terminé el secundario (le compré el título a la madre de un compañero que se dedica a hacer papeles).

  Bueno, atendí el teléfono y escuché la voz de un viejo pelotudo. No sé cómo obtuvo el número de mi oficina, se ve que es experto en mangazos el muy pedigüeño. "Escuche, quiero dos paquetes de papas fritas, un salamín, un poco de pan y una Seven Up grande, por favor. Cuando me hagan el pago de mi último libro, cumplo con ustedes. Ya me conocen ahí tus compañeros: soy Sebreli, el escritor". No entendía nada. No sabía que hay fiado en el Coto de Directorio. Tampoco sabía que el tipo vive en Flores. Todo el mundo dice que es de Constitución o San Telmo, no me importa. Le contesté: "Mirá, acá no damos fiado. Pero te puedo hacer llegar una gaseosa. No te conozco, pero me da cosa dejarte a pico seco. Cuando salgo del laburo, te llevo para que tengas de tomar. Eso sí: por favor, tratá de no llamar acá porque no es la parte de envíos a domicilio".

- Escúchame, ¡pendejo pelotudo!, yo soy Juan José Sebreli. Me chupa un huevo que seas un sorete kirchnerista que se esconde detrás de los sindicatos, peronista de miércoles. Yo te voy a hacer rajar a vos, por boludo. Vas a ver que conmigo no se jode. Se nota que nunca agarraste un puto libro. Todo el mundo me conoce. Ya te voy a dar el gusto, estúpido. -

- ¡Viejo puto! ¡La puta que te parió! Voy a ir a cagarte bien a trompadas. A mí no me gusta la política. No sé qué decís. Es más, si me apurás, te digo que voy a votar a Macri en octubre. A vos te la puso Scioli, cornudo. Yo me voy a coger a tu jermu, borracho del orto. -

  Conseguí la dirección del sorete y lo fui a buscar. Cuando llegué a la casa, le entré a dar trompazos a la puerta mientras que le decía: "¡Salí, viejo cagón! ¡La puta que te parió! ¡Te voy a romper el orto a patadas, pelotudo! Yo no soy ningún gil. Vos a mí no me conocés. A vos no te juna nadie, mogólico. Vas a ver cuando te agarre: no te va a reconocer ni la reventada de tu vieja, gato".

  Le di una patada bien fuerte a la puerta y entré. El viejo estaba llorando, muerto de miedo. Me dio lástima y no le pegué. Es más: tanta pena me generó que le dejé trescientos pesos - del 2015 - para que compre algo de comer. Lo único que había ahí eran libros. Morfaba puro papel el vejete.  

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